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El Kremlin precinta Memorial, ariete en la defensa de los derechos humanos

A instancias de la Fiscalía de Rusia, Memorial, la ONG de derechos humanos más antigua del país y respetada por sus informes sobre la represión estalinista y las exacciones rusas en Chechenia, se prepara para ser prohibida por violar la ley sobre los «agentes extranjeros».


La noticia ha sacudido al activismo en defensa de los derechos humanos en Rusia. La ONG Memorial, la más antigua del país y surgida al calor del crepúsculo de la URSS, está amenazada de liquidación judicial.

La Fiscalía acusa a la histórica organización, que agrupa a medio centenar de grupos, de haber violado «sistemáticamente» la ley sobre los «agentes extranjeros«, una clasificación que recuerda a la de los «enemigos del pueblo» de la era soviética, y que obliga a innumerables y kafkianas formalidades, bajo amenaza de prohibición y de sanción penal.

Memorial es acusada de haber defendido «actividades extremistas y terroristas» por hacer pública una lista de prisioneros políticos por motivos religiosos. La lista incluye a miembros de organizaciones islamistas y cristianas como Hizb Ut-Tahrir y los Testigos de Jehová.

Esta ofensiva judicial sigue al encarcelamiento del opositor Alexei Navalny, envenenado según Alemania, a la prohibición de su movimiento, a la calificación de varios medios como «agentes extranjeros», a candidatos opositores vetados en las legislativas de otoño…

Decisión «ya tomada»

Irina Chtcherbakova, historiadora de 72 años que participó en la creación de Memorial en 1989, denuncia una «brusca aceleración de la deriva dictatorial del régimen de Putin». Al querer liquidar Memorial –las audiencias en los tribunales están previstas este mes–, el poder ruso «se muestra dispuesto a emplear la fuerza que sea, y que nadie está a salvo», añade.

Chtcherbakova asegura que la decisión de prohibir Memorial «está ya tomada» antes de la audiencia del 25 de noviembre ante el Tribunal Supremo. La historiadora añade que Putin lanza asimismo una «demostración de fuerza a Occidente para recordarle que hace lo que le place con la sociedad civil».

Desde su fundación, Memorial documenta los crímenes en tiempos de la URSS, recopilando miles de archivos y testimonios como prueba.

En paralelo, lucha por los derechos humanos en la actual Rusia. Se dio a conocer por sus investigaciones de las exacciones perpetradas por las fuerzas rusas durante las guerras de Chechenia en los noventa y 2000. Y señala al dirigente checheno pro-ruso Ramzan Kadyrov y a sus hombres, acusados de ejecuciones extrajudiciales, torturas y secuestros.

En 2009, la representante de Memorial en la república norcaucásica fue secuestrada y ejecutada impunemente.

En otoño de 2020, uno de sus historiadores, Iouri Dmitriev, fue condenado a 13 años de cárcel por un affaire de «violencias sexuales» denunciado como un montaje por sus investigaciones sobre la represión estalinista.

«Morir hoy o mañana»

Pese a la creciente represión y la apatía de buena parte de la sociedad rusa, «hay que luchar y nuestra única arma es la transparencia y la convicción de que la verdad está de nuestro lado», reivindica Chtcherbakova.

La historiadora se consuela porque gracias a los avances tecnológicos del siglo XXI, miles de documentos sobre la memoria del Gulag son ya accesibles en internet, por lo que es imposible destruirlos.

Por contra, denuncia la difusión de «mitos patrióticos falaces» exaltando la potencia de la URSS y silenciando «el terror soviético y millones de víctimas (...) Es la terrible herencia de la dictadura estalinista y del Gulag: la atomización de la sociedad, el individualismo y el cinismo», añade. Chtcherbakova cita a Alexandre Solzhenitsyn, escritor víctima de la represión soviética para ilustrar el fatalismo de los rusos ante la arbitrariedad: «Tú muere hoy, a mí me tocará mañana».