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BEÑAT GACHEN
MIEMBRO DE LA ASOCIACIÓN LGTB+ LES BASCOS

«Por razones políticas y de conformismo no se trata el tema de los transgénero»

Beñat Gachen, miembro de la asociación LGBT+ de Ipar Euskal Herria, explica que las barreras políticas y sociales coartan la elaboración de leyes necesarias para asegurar sus derechos a las personas transgénero, lo que hace necesaria la lucha en los juzgados para conseguirlos, tal y como ocurrió el martes, cuando una mujer trans logró que el tribunal le permita inscribirse como madre de su hija.


El martes finalizó el largo camino judicial iniciado hace ocho años por una mujer transgénero que luchaba por poder ser inscrita en el registro civil como madre de su hija. El Tribunal de Apelación de Toulouse le dio la razón, decisión que fue acogida con satisfacción entre los miembros LGBT+, entre los que se encuentra la asociación de Ipar Euskal Herria Les Bascos. Beñat Gachen es uno de sus integrantes y explica la situación actual y reflexiona sobre lo que ha llevado a que esta larga lucha haya sido necesaria.

Ha sido un largo camino judicial para llegar a este fallo.

Sí, la decisión es el resultado de un largo litigio jurídico que comenzó en 2014; ha necesitado ocho años para encontrar una solución. Cuando la niña nació y fue concebida, la mujer se encontraba en una situación de transición, en la concepción estaba con el estatuto jurídico de hombre, pero cuando nació, había cambiado de estatuto y se había convertido en mujer transgénero.

El argumento esgrimido por el tribunal para dar la razón a la madre ha sido el bienestar de la niña.

Sí, eso es lo esencial. No es simplemente el punto de vista de la madre el que se ha tenido en cuenta, también se ve que ha sido en interés de la niña. Y también por su derecho a la vida privada.

Lo más importante es explicarles la situación a los niños; exponerles las cosas claramente y explícitamente, y los niños comprenden. La relación de los padres y madres con sus niños no es el género, se basa en el amor, el cariño, la educación. El hecho de que tenga dos madres no tiene porque ser un problema, aunque una de las madres tuviese otra vida antes. Yo por ejemplo, tuve un niño mientras vivía con un hombre, le explicamos claramente que yo era su padre, y que su madre vivía con otro hombre.

Se trata de una decisión que establece un precedente.

Seguramente va a crear jurisprudencia, y eso es revelador, porque muchas veces cuando se hacen las leyes, no se legisla sobre las consecuencias que van a conllevar.

¿Le parece a usted que se trata de un problema político?

Muchas veces es complicado, porque las personas que toman las decisiones políticas no escuchan, o tienen miedo de lo que está por detrás. La madre ha tenido que pasar por la justicia para arreglar un problema que debía de haberse solucionado a través de la ley. El fallo es positivo, pero ha sido un combate largo, y muchas veces es el resultado de la falta de decisión por parte de los políticos. Es la necesidad de pasar por los juzgados, a veces se llega hasta el Tribunal de los Derechos Humanos de Europa, para hacer avanzar las cosas, cuando los legisladores deberían de haber tomado decisiones.

¿Supone que no hay anticipación sobre las posibles problemáticas que se han de presentar tras cada cambio legal?

Sí, muchas veces, demasiadas veces, se trata de falta de anticipación. El tema tendría que haberse tratado en 2016, cuando se produjo una evolución de la ley sobre las personas transgénero, y se indicó que se autorizada el cambio de sexo sin que la operación fuese necesaria. Se trataba de mejorar las cosas, pero yendo hasta el final de las consecuencias que puede tener, era evidente que abría la puerta a este tipo de situaciones. Hace treinta años, si se hubiera hablado del matrimonio para las personas del mismo sexo, el 90% de los políticos habrían dicho que era una locura. Ahora nos damos cuenta de que la mayoría están de acuerdo, e incluso los más retrógrados están dispuestos a hablar de esa cuestión. Con la procreación asistida ha ocurrido lo mismo, y en lo que se refiere a los transgéneros, igual; razones políticas y de conformismo de pensamiento hacen que no se traten. En lo que respecta al número de personas a las que afecta, no es importante, pero la cuestión es lo que representa. Es la relación a las normas y al género lo que supone la dificultad.

En las parejas de mujeres, ambas tienen derecho a ser reconocidas como madres, pero hasta ahora no era así en el caso de los transgénero.

Hasta la Ley de Bioética en las parejas homosexuales el segundo padre o madre se reconocía a través del matrimonio y de la adopción de la niña o el niño. Ahora no es necesaria la adopción, tan solo es necesario hacer un reconocimiento anticipado, ante el notario, incluso antes de la procreación asistida, para que ambas madres sean reconocidas.

¿Hay personas que se encuentran en esta situación en la asociación?

En nuestra asociación hay parejas en las que hay una mujer con una mujer transgénero, aunque no tienen este problema de la transmaternidad. En la asociación hay parejas que eran heterosexuales, pero en las que una de las personas no se reconocía en el género biológico, y que la pareja por amor, les ha acompañado en el proceso. A veces las parejas se rompen, y otras no. Hay veces que la pareja al ver a su compañero o compañera tan mal con el género asignado, que le acompaña. En lo que respecta a las situaciones ligadas al transgénero, puede parecer complicado pero en realidad se trata solo de humanidad.