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AZKEN PUNTUA

Mesa


A pocas semanas de montar las mesas electorales, Emmanuel Macron sigue en cabeza de las encuestas, seguido de la liberal Valérie Pécresse y de la extrema derecha representada por las candidaturas de Eric Zemmour y Marine Le Pen. La izquierda parece no estar invitada a un banquete electoral. Y ahora que el horno internacional se calienta con la crisis de Ucrania, Macron se ha apresurado a arrimar su sardina alrededor de una mesa que pareció más grande que el imperio ruso y evidenció a qué distancia se encuentra de poder influir sobre Putin. Y a pesar de ello, el Elíseo filtró que aquel tamaño representaba en realidad la inmensidad de la dignidad de Macron, que se opuso a que le realizaran una PCR con la que los rusos podrían extraerle ADN. Eso, en una reunión que incluyó un almuerzo en el que los servicios secretos moscovitas podrían haber recuperado fácilmente información genética del comensal sin necesidad de meterle un palillo algodonado por la nariz. Pero el francés medio se ha tragado la explicación sin llegar a masticarla porque últimamente sólo usa sus dientes ante la palabra inmigración, el ingrediente más utilizado en este menú electoral. Y es que después de haberse comido medio mundo colonial, ahora no quiere invitados en su mesa nacional.