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AI denuncia el «tratamiento de guerra» a las protestas en Colombia

Una reconstrucción de las protestas del pasado 3 de mayo en la ciudad colombiana de Cali realizada por Amnistía Internacional (AI) y publicada ayer demuestra que las fuerzas de seguridad atacaron «intencionadamente» a los manifestantes «con el fin de castigarles, herirles y asesinarles», subrayó la directora para América, Erika Guevara.


Amnistía Internacional (AI) ha reconstruido el escenario en el que la Fuerza Pública colombiana agredió a manifestantes en el barrio de Siloé, en la ciudad colombiana de Cali, el pasado 3 de mayo. Tres jóvenes perdieron la vida tras ser tiroteados.

«Nuestra meticulosa reconstrucción digital de los hechos de Siloé revela cómo las fuerzas de seguridad colombianas atacaron intencionalmente a las personas que se manifestaban pacíficamente con el fin de castigarles, herirles y asesinarles», informó ayer la directora de América de AI, Erika Guevara.

Explicó que, a través de la visualización conjunta con el Laboratorio de Pruebas de Crisis de la organización y SITU Research de más de 200 vídeos y piezas audiovisuales, han podido «demostrar que la Policía no enfrentaba una amenaza inminente de violencia y que su uso de armas letales no estaba justificado». «Cada vídeo y testimonio de los testigos relata una perspectiva única de la noche. Algunos describen momentos comunales de recuerdo, otros muestran escenas caóticas de armas desplegadas desde aparentemente todas las direcciones, y otros capturan las heridas sangrientas de los manifestantes que son llevados para recibir tratamiento», señaló.

Remarcó que lo ocurrido fue «un asalto cuidadosamente orquestado a una vigilia pacífica» que tuvo como resultado la muerte del futbolista de 22 años Kevin Agudelo y de otros dos jóvenes más.

Un testigo entrevistado por AI aseguró que «usaron fusiles que usan para la guerra», a pesar de que ellos no estaban armados y no tenían ningún tipo de protección. Otro testigo entrevistado por Amnistía Internacional dijo que los manifestantes no tenían «ningún tipo de protección», por lo que no pudieron alejarse «antes de que los disparos y los gases lacrimógenos comenzarán a salir desde diferentes puntos. Lo único que pudimos hacer era correr para salvar nuestras vidas, entre nosotros estaba Kevin».

La organización de defensa de los derechos humanos confirmó la presencia de dos helicópteros en la zona, mientras que los testigos describieron el uso de gases lacrimógenos de forma ilegítima y excesiva a través de Venom, un sistema de armas cuyo uso prescrito es dispersar a una multitud violenta.

Guevara aseguró que «las fuerzas de seguridad conocían la capacidad mortífera de sus armas y aun así dispararon a discreción en un lugar donde se encontraban jóvenes, niños y personas adultas que tuvieron que correr por sus vidas».

Denunció «la puesta en marcha de una operación de esa magnitud, como si se tratara de una confrontación con actores armados y no de una protesta pacífica, da cuenta del tratamiento de guerra que se implementó en Cali como respuesta a las protestas en el contexto del paro nacional».

Un informe de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos publicado en diciembre señaló «graves violaciones a los derechos humanos» durante las protestas y apuntó que al menos 28 de las 46 muertes constatadas se debieron a la acción de la Policía.