2022 MAR. 06 JO PUNTUA ¿Sabemos los vascos lo vascos que somos? Irati Jimenez Escritora Para hacernos a la idea de las dificultades –físicas y mentales– a las que nos enfrentaríamos para saber cómo somos en realidad, no hay como pensar en el tiempo que tardamos los humanos en darnos cuenta de que la tierra era esférica y sumarle el que perdemos negando que lo sea. Es difícil saber cómo somos cada uno de nosotros y cómo es la comunidad a la que pertenecemos. Y creo que para los vascos el problema de la autopercepción es aún mayor, porque la verdad es que hemos pasado toda la vida mirándonos en el espejo deformante que nos ponían quienes siempre nos han conocido poco y constantemente nos han querido mal. De ahí que los vascos no sepamos ni lo profundamente vascos que somos ni lo sofisticadamente vascos que podemos llegar a ser. Somos tan... lo que sea que seamos cuando somos vascos, que no hay más que ver cómo somos los vascos cuando tratamos obcecadamente de no ser como otros vascos. No sé si habrá muchos vascos que no sean ortodoxos, pero no conozco vascos más ortodoxos que los heterodoxos que son, sin duda, 100% vascos. El hecho es que los vascos y las vascas no solo somos, también tratamos de ser y de no ser vascos, nos preguntamos de qué manera lo somos, si dejaremos de serlo, si lo somos de verdad. Y son preguntas tan lógicas y tan absurdas como pueden ser las que se hace cada día la Humanidad. No hay una manera correcta de ser vascos, ni será lo que seamos algo que dejaremos de ser, porque lo que seamos en el futuro será lo que seremos, y sea lo que sea, eso serán los vascos. Creo que, si ser vascos fuera una ciudadanía, estas preguntas no nos angustiarían tanto. No tendríamos este miedo a desaparecer al que nos convendría mirar de frente, para entender las razones históricas que lo alimentan y preguntarnos si podemos hacer algo por nosotros mismos que sea más valioso que darnos la libertad que merecemos para ser lo que somos. Y la soberanía que necesitamos para ser quienes queramos. Uste dut, euskaldunak izatea herritarra balitz, galdera horiek ez gintuzketela hainbeste larrituko. Ez genuke desagertzeko beldur hori