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AZKEN PUNTUA

Acogida digna, otra leyenda urbana


Una amiga, cuando comentamos la convulsa realidad en que vivimos, suele insistir en que el PNV hace política a base de titulares, tras los cuales solo existe el humo de unos fuegos de artificios que siempre conducen a la nada. Lo que les voy a contar demuestra que mi amiga no anda descaminada. La semana pasada el lehendakari, la consejera de Políticas Sociales y el director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco se fotografiaron en el Puente de Santiago, en un acto de pura propaganda política en el que ni siquiera faltó el “Agur Jaunak”. Todo un solemne alarde de «solidaridad» institucional con las personas migrantes y, en especial, con los y las refugiadas de Ucrania. Incluso Urkullu anunció que para una primera acogida se había dispuesto un centro, el Pabellón 55 de Irún. Cuatro días después, en el mismo Irún, cinco mujeres ucranianas en busca de asilo se bajaron de un autobús de refugiados que se dirigía a Portugal y sucedió lo que es habitual en la política migratoria del Gobierno Vasco, que el Pabellón 55 era un bluf, que no estaba operativo y que ni siquiera la Ertzaintza sabía dónde se encontraba. Gracias a las gestiones de miembros de Irungo Harrera Sarea, por fin, las mujeres pudieron pasar lo que quedaba de la noche en un hotel. A la mañana siguiente, la «acogida digna» que anunció Urkullu continuaba sin llegar.