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EDITORIALA

La verdad, base para la reparación democrática


El Día Internacional del Derecho a la Verdad en relación con las violaciones de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas se celebra cada 24 de marzo en memoria del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, muerto a tiros por denunciar las violaciones de los derechos humanos de las personas más vulnerables de El Salvador. La Fundación Egiari Zor aprovechó la conmemoración para recordar que en Euskal Herria miles de personas que han sido víctimas de la violencia del Estado continúan sin el debido reconocimiento y señaló que es tiempo de que se conozca la verdad.

Por desgracia, en Euskal Herria la atención a las víctimas está en función del origen de la violencia sufrida. Así, mientras algunas víctimas reciben el reconocimiento y la reparación prevista legalmente, miles de personas que han sufrido la violencia del Estado continúan sin ninguna clase de reconocimiento y al margen de los derechos que les corresponden por ley. Es por ello que la lucha por la identificación, el registro y la reparación de todas esas violaciones de derechos humanos cometidas por el Estado continúa plenamente vigente.

Esa discriminación se sustenta básicamente en dos aspectos. Por un lado, a las víctimas de la violencia del Estado se les niega la posibilidad de acceder a la información existente, lo que impide que pueda haber una investigación eficiente sobre lo ocurrido. Entre los instrumentos que impiden ese acceso, el fundamental es la Ley sobre Secretos Oficiales vigente desde el franquismo. Por otro lado, incluso cuando cierta información es accesible, la falta de voluntad política para realizar investigaciones rigurosas y completas de lo ocurrido impide conocer la verdad, al tiempo que posibilita la impunidad de los responsables.

El derecho a conocer la verdad es una cuestión de reparación democrática fundamental. El compromiso con los derechos humanos hace del derecho a la verdad un paso inaplazable para la convivencia democrática.