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Johnson vuelve a disculparse, pero desoye las peticiones de dimisión

Boris Johnson reiteró ayer ante el Parlamento británico las disculpas «sin reservas» presentadas la semana pasada tras ser multado por infringir las medidas anticovid con varias fiestas en Downing Street y afrontó de nuevo un aluvión de críticas de la oposición, aunque sigue desoyendo el clamor que pide su dimisión. Mañana se decidirá si se le investiga por mentir.


El primer ministro británico, Boris Johnson, volvió ayer a reiterar sus disculpas por asistir a varias fiestas en pleno confinamiento por la pandemia de covid-19 y explicó que «no se le ocurrió» que reunirse en Downing Street con amigos y colaboradores por su cumpleaños –entre otras ocasiones – fuera una violación de las restricciones.

Johnson compareció ante la Cámara de los Comunes por primera vez desde que recibió una multa de 50 libras (60 euros) por violar las restricciones.

«El 12 de abril recibí una multa relativa a un evento en Downing Street el 19 de junio de 2020. Pagué la multa inmediatamente y ofrecí a los británicos una disculpa completa, y aprovecho esta oportunidad en la primera sesión disponible para reiterar mi disculpa sincera a la Cámara de los Comunes», dijo.

El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, instó a dimitir al primer ministro, quien tuvo que escuchar críticas también desde sus propias filas «tories».

Aunque la intervención de Johnson iba a abordar la situación en Ucrania, la bancada de la oposición recibió sus palabras entre gritos de «dimisión» y el primer ministro abrió su turno repitiendo las disculpas que ya pidió hace una semana, cuando se difundió su sanción.

Tras admitir que es consciente del «dolor y la ira» que las fiestas causaron entre los ciudadanos, insistió en que nunca pensó que su presencia en una celebración con motivo de su cumpleaños en una de las salas de Downing Street podía estar violando las restricciones que su Ejecutivo impuso. «Fue mi error y pido perdón sin reservas», añadió.

Pero de nuevo trató de restar importancia al escándalo que ha indignado a muchos británicos al pasar inmediatamente a hablar sobre Ucrania.

Starmer calificó de «chiste» las explicaciones de Johnson, a quien acusó de «deshonesto e incapaz de cambiar», por lo que fue reprendido por el presidente de la Cámara Baja, Lindsay Hoyle.

Para Starmer, una «disculpa a medias» nunca será suficiente para compensar a quienes no pudieron despedirse en persona de sus seres queridos. Afirmó que Johnson es «un hombre sin vergüenza» y llamó a los diputados «tories» a «poner por delante su país y sus conciencias y sacar al primer ministro de su puesto» para restaurar «la decencia, la honestidad y la integridad» de la política británica.

Ian Blackford (SNP, tercera fuerza) le acusó de disculparse «solo porque ha sido descubierto». «Si tuviese alguna dignidad no se disculparía únicamente, sino que dimitiría», agregó.

Uno de los parlamentarios conservadores más destacados, Mark Harper, anunció que retiraba su confianza a Johnson, al que ya no considera «digno» de ocupar su cargo, y que enviaba una carta para pedir que los «tories» voten para su destitución.

Mentir a sabiendas

Precisamente, Lindsay Hoyle dio ayer luz verde a una propuesta de la oposición para debatir y votar mañana si se investiga a Boris Johnson por haber supuestamente mentido sobre las fiestas en Downing Street.

Starmer sostiene que engañó deliberadamente a la Cámara de los Comunes cuando aseguró que no se violaron las restricciones contra el coronavirus en la sede de la Jefatura del Ejecutivo.

El código parlamentario británico establece que el jefe del Gobierno debe dimitir si se demuestra que mintió a sabiendas –algo que mantiene la oposición– al Parlamento, si bien los colaboradores de Johnson han argumentado que no lo hizo de forma deliberada.

El 8 de diciembre, el primer ministro afirmó: «Me han asegurado repetidamente que no se rompieron las normas».

La votación de mañana servirán para comprobar el nivel de apoyo que mantiene Johnson entre sus propias filas. Los «tories» tienen una amplia mayoría en los Comunes, por lo que la propuesta laborista solo saldrá adelante con una amplia rebelión.

Johnson, su esposa, Carrie, y el ministro de Finanzas británico, Rishi Sunak, recibieron la multa el martes pasado. La Policía Metropolitana de Londres, que abrió una investigación sobre doce eventos en ocho fechas distintas entre mayo de 2020 y abril de 2021, emitió una treintena de sanciones. Antes ya había multado a 20 personas.

Johnson, primer «premier» en funciones sancionado por infringir la ley, asistió al menos a tres.