Política de izquierdas y visión a largo plazo

La publicación en la revista “The New Yorker” hace diez días de un artículo que informaba del espionaje por parte del Estado español a cualificados representantes independentistas, tanto catalanes como vascos, utilizando el programa israelí Pegasus ha provocado una importante crisis política. Las exiguas explicaciones que ha ofrecido el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez poco han aclarado el asunto. Implícitamente, sin embargo, sí se ha reconocido el espionaje, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, lo ha llegado a justificar aludiendo al programa político del independentismo, como si aspirar a la independencia pudiera constituir un delito en democracia.

El Estado español tiene ya el dudoso honor, junto con Hungría y Polonia, de formar parte del club de países europeos que espían a sus ciudadanos por motivos políticos, pisoteando derechos y libertades fundamentales. Poco a poco, Europa se está convirtiendo en el paradigma de democracia tutelada y autoritaria, donde se considera mucho más grave un ejercicio de democracia, como el preguntar a la gente sobre la independencia, que respetar los derechos civiles de la ciudadanía. Una tendencia a la que no es ajena EEUU que, además de la monitorización masiva de comunicaciones que denunció Edward Snowden, llegó a intervenir hasta el teléfono de Angela Merkel. Da la impresión de que la práctica de espiar a los propios aliados está más extendida de lo que parece. Lo acaba de hacer el Ejecutivo de Sánchez con sus socios de investidura, logrando así quebrar su confianza. Una jugada maestra.

En la cultura política española está profundamente asentado el «sostenella y no enmendalla», aunque más que síntoma de fortaleza revela debilidad. Esa incapacidad de buena parte de la clase política –y del PSOE, en particular– para asumir responsabilidades no debe terminar pagándola la ciudadanía. Así lo entendió EH Bildu ayer que, a pesar de todo lo ocurrido, optó por aprobar el decreto anticrisis que supondrá un beneficio inmediato para la gente corriente. Política de izquierdas y visión a largo plazo.