2022 MAI. 03 OKINAWA NO CELEBRA LOS 50 AñOS DE SU DEVOLUCIÓN A JAPÓN Más de la mitad de los ciudadanos de las islas de Ryūkyū (Okinawa) muestran signos de malestar e insatisfacción respecto a Japón, 50 años después de volver bajo soberanía nipona tras decenios de mandato militar y civil estadounidense. Al recelo ante el centralismo de Tokio se suma el hecho de que las islas siguen albergando casi todas las bases militares estadounidenses en el país, y soportan los excesos, violaciones y la impunidad de sus soldados. Josep SOLANO La conmemoración del cincuenta aniversario de la devolución por parte de EEUU deja un sabor agridulce en Japón después de que una encuesta asegurara que la mayoría de los ciudadanos de la prefectura de Okinawa se sienten decepcionados con sus relaciones con Tokio. Según ese sondeo, realizado por la agencia Kyodo News en los días previos al aniversario del retorno de las islas de Ryūkyū, el 55% de los residentes se declara «insatisfecho» con esta devolución y, preguntados por su sentimiento de pertenencia, el 85% se muestran orgullosos de ser de Okinawa y casi tres de cada cuatro afirma sentirse más okinawenses que japoneses. El presidente de la organización no gubernamental Peace for Okinawa Coalition, Robert Kajiwara, confirma este sentimiento a GARA e insiste en que la mayoría de los ciudadanos son «apáticos» respecto a este aniversario. «Hay muy pocas celebraciones, y principalmente las únicas personas que celebran son conservadoras de extrema derecha, aunque son una pequeña minoría». «Muchos ancianos hablan hoy de que, inmediatamente después de la reversión, pensaron que sería algo bueno, porque entre 1945 y 1972 los luchuanos (okinawenses) estuvieron bajo el gobierno militar directo de EEUU. Así que después de 1972 pensaron que las cosas mejorarían para Luchu (Okinawa), pero ahora la mayoría de la gente ve que nada ha mejorado y, que, de hecho, las cosas han empeorado mucho». Bases militares de EEUU EEUU impuso un gobierno militar en la actual jefatura de Okinawa tras el final de la Segunda Guerra Mundial, que mandó en las islas en los primeros años de la ocupación y que posteriormente fue reemplazado por una administración civil estadounidense durante casi 27 años. Durante este período, Washington estableció numerosas bases militares en las islas, por lo que los movimientos por la independencia eran contrarios al dominio americano. Aunque la encuesta no muestra una gran oposición a la devolución, la mayoría de los luchuanos se muestran totalmente opuestos a la obligación de acoger la mayor parte de las bases y fuerzas armadas norteamericanas en territorio japonés. El 83% de los encuestados cree que la carga que supone acoger la Armada estadounidense es desproporcionadamente grande respecto a las otras regiones del país del sol naciente: Okinawa representa un 0,6% del territorio nipón y sin embargo soporta el 70% de las superficie de las instalaciones militares yanquis. Hoy día, los que opinan que estas bases deberían reducirse o desaparecer son el 75% de los encuestados. «En Luchu, tenemos en realidad dos opresores, no solo uno», asegura Kajiwara. «EEUU creó una relación compleja en la que tanto los norteamericanos como Japón son ocupantes duales y se enfrentan entre sí. Entonces, cada vez que los luchuanos se quejan de los problemas causados por el ejército, EEUU simplemente dice ‘este es un problema de Japón’, mientras que Japón dice ‘este es un problema de EEUU’ y ninguno de los bandos se hace responsable de sus acciones, lo que deja a los habitantes de Luchua sin poder», se queja el activista independentista. Relaciones históricas con China Así como tanto EEUU como Japón ven a China como una amenaza, Kajiwara afirma que las dos potencias colonizadoras de las islas de Ryūkyū usan esta propaganda para justificar la expansión militar de ambas potencias en el Pacífico. «China y Luchu tienen una historia de paz y amistad que se remonta a más de dos mil años y esto ciertamente continuará a pesar de la opresión de EEUU y Japón. De hecho, China recientemente apoyó una resolución en la ONU que ayuda a Luchu y otros pueblos que se están recuperando del colonialismo», afirma. La encuesta de Kyodo News asegura que el 76% de los residentes expresa simpatías hacia EEUU pero el 51% no confía en sus tropas. Los motivos por los que los okinawenses desconfían mayoritariamente de las tropas estadounidenses no son solo por la ocupación sino por los numerosos crímenes que cometen los soldados estadounidenses, especialmente porque estos se rigen por las leyes militares americanas y que habitualmente no son castigados o, si lo son, de forma muy leve. Las denuncias de violaciones de mujeres y menores perpetradas por personal de las bases y por los propios soldados han sido una constante desde el inicio de la ocupación militar estadounidense. A finales de los años 90, los nativos empezaron a decir ‘basta’ a los abusos de las tropas yanquis tras la violación de una niña de 12 años por parte de tres mecánicos estadounidenses. Desde entonces, han sido constantes las denuncias de abusos y la indignación que han provodado los leves castigos a los violadores. Para Kajiwara, la solución al conflicto no pasa por un referéndum como se hizo en Escocia ya que «técnicamente, desde una perspectiva legal, no lo necesita para restaurar la independencia (....) Durante el siglo XIX, Luchu ya estaba reconocido por el derecho internacional como un país independiente por lo que en realidad ya tenemos la independencia de iure. Ahora solo necesitamos restaurar nuestra independencia de facto a través de la formación de un autogobierno, así como la expulsión de EEUU y Japón», sostiene este activista nativo que conoce la situación de opresión en Euskal Herria y apuesta por trabajar junto al pueblo vasco.