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Sánchez ante el laberinto del Sahara


Nunca pensé que el Gobierno español fuera a cambiar su política exterior respecto al Sahara Occidental. Siempre creí que el estatus de Territorio no Autónomo y el derecho a la autodeterminación son principios innegociables en las relaciones internacionales. Cuando vi las imágenes de menores de edad saltando la valla de Ceuta ante la mirada pasiva de la policía marroquí llegué a la conclusión que en la política se usan todas las armas, desaparecen entonces los principios éticos y morales. Después, se usa el espionaje como herramienta para desestabilizar un país o una organización mundial.

La decisión que tomó Sánchez arroja al vacío el sacrificio de generaciones de saharauis que han luchado por la libertad de su tierra. No se puede defender la autodeterminación en la ONU y después negar ese derecho a favor de una autonomía creíble y realista, presentada por un país que viola los principios básicos de los derechos humanos del pueblo saharaui. No se puede ser marroquí ni saharaui a la fuerza. Uno debe elegir lo que quiere ser. Los saharauis serán siempre saharauis porque así lo han decidido.

La postura de Argelia después de esta pusilánime decisión no ha variado hasta la fecha de hoy. Argelia no ha ido al mercado de la política internacional a cambiar el pueblo saharaui por una mejor relación comercial con los EEUU o la UE. Argelia no ha negociado con la libertad del pueblo saharaui, se ha mantenido firme en la defensa del referéndum de autodeterminación como solución viable a un conflicto internacional.

No se puede cambiar Ceuta y Melilla por el Sahara Occidental. Tampoco se puede cambiar Madrid por Paris. Los territorios tienen pueblos y solo la voluntad genuina de los pueblos es la que preserva la soberanía.

Si en 1976 los saharauis sufrimos el bombardeo de Umdragia con napalm y fósforo blanco, hoy se nos quiere invitar a formar parte del Estado genocida que perpetró tan deleznable agresión. Aún recuerdo el testimonio de mi tía Mariam Fal, ella vio a varios niños morir entre las jaimas y muchos huir hacia las montañas. Los crímenes por genocidio siguen vivos en la memoria de los refugiados y exiliados. Las ejecuciones extrajudiciales, el saqueo de las propiedades y el ganado de los nómadas saharauis son hechos incuestionables. Lo sabe la AN y el juez Pablo Ruz. El auto del 2015 que condena a varios oficiales marroquíes por crímenes de lesa humanidad, es una prueba clara de la invasión militar del Sahara Occidental.

España ha quedado atrapada en el Magreb. El Sahara, Argelia y Marruecos son las tres piezas de este equilibrio político. Por una parte el derecho de los saharauis, las relaciones comerciales con Argelia y la frontera terrestre con Marruecos. El respeto a las leyes internacionales es tan importante como el respeto a las fronteras. Los saharauis no deben ser sacrificados en el altar de la realpolitik. Un pueblo pacífico y paciente debe ser escuchado.

Argelia siempre ha dado muestras de estabilidad, incluso en los momentos más delicados. No se puede ignorar su posición y la de la Unión Africana en un tema claro sobre la soberanía de un territorio.

El futuro del Sahara Occidental determinará la suerte de esta región del norte de África y el sur de Europa. Los saharauis serán el caballo de Troya que ignoró Sánchez y la UE.

Dice un proverbio saharaui «a quien no ha visto el cielo, no se lo muestres». Ignorar el Sahara y solo ver a Ucrania demuestra el verdadero rostro de muchos gobiernos. Lecciones como estas se aprenden en cada página que nos enseña la historia.