GARA Euskal Herriko egunkaria

La oposición de Sri Lanka trata de encauzar la revuelta contra el régimen

Horas después de que una multitud ocupara el obscenamente lujoso palacio del presidente y diera fuego a la residencia del primer ministro, ambos han anunciado su dimisión. La oposición de reúne para consensuar un plan de acción tras la revuelta popular. Mientras, las renuncias se suceden y la incertidumbre sobre el futuro aumenta.


La principal coalición opositora de Sri Lanka, Poder del Pueblo Unido (Samagi Jana Balawegaya o SJB), se reunió ayer con otros partidos contrarios al Gobierno para decidir su plan de acción tras la revolución popular del sábado, que se saldó con el anuncio de dimisión del presidente del país, Gotabaya Rajapaksa, y del primer ministro, Ranil Wickremesinghe. El líder opositor, Sajith Premadasa, encabezó con el líder del Congreso Musulmán de Sri Lanka, Rauff Hakeem, el de la Alianza Progresista Tamil, Mano Ganesan, y del Congreso para Todo Ceilán, Makkal Rishad Bathiudeen.

El SJB se negó a participar en la reunión de partidos afines al Gobierno convocada el sábado de emergencia por las autoridades ceilandesas para decidir la dimisión del primer ministro porque nunca le han reconocido como tal.

La idea principal pasa, de momento, por elegir al presidente del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardene, como sucesor interino del presidente Rajapaksa para establecer un gobierno de concentración y una hoja de ruta electoral.

EEUU y Ucrania

. Washington urgió a todos los líderes políticos a actuar con rapidez y en consenso para buscar soluciones «que logren la estabilidad económica a largo plazo y aborden el descontento del pueblo de Sri Lanka por el empeoramiento de las condiciones económicas, incluida la escasez de energía, alimentos y combustible».

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, vinculó la crisis en Sri Lanka a la guerra en Ucrania, concretamente «a las restricciones impuestas por Rusia a la exportación de cereales ucranianos».

El jefe de la diplomacia estadounidense no excluyó la emergencia de nuevas crisis. «Vemos el impacto general de esta agresión, que ha podido contribuir a la situación en Sri Lanka. Estamos preocupaos por las implicaciones en el mundo entero», añadió.

La vecina India, que ha proporcionado varios préstamos millonarios al país para paliar la falta de combustibles, afirmó ayer que está «del lado de la gente de Sri Lanka mientras buscan realizar sus aspiraciones de prosperidad y progreso por medios democráticos».

Silencio chino

. Por su parte, el Gobierno de China, principal valedor del régimen de Sri Lanka, guarda silencio. Lo que es muy elocuente.

Y es que pese que la capital amaneció el domingo en calma y con las calles prácticamente vacías y tiendas cerradas, la incertidumbre crece mientas sigue el goteo de dimisiones, simbólicas, de ministros del disuelto gabinete.

Los manifestantes han decidido seguir ocupando el palacio presidencial hasta que su titular dimita oficialmente -promete que lo hará el miércoles-. Y es que nadie se fía del clan de los Rajapaksa, aferrados como lapas al poder.