GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

Uber: capital, políticos sin escrúpulos y malas artes


Una filtración de 124.000 archivos de Uber a la que tuvo acceso el diario británico "The Guardian" y que han sido analizados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) revela las prácticas éticamente cuestionables, cuando no directamente delictivas, que ha utilizado esa plataforma de transporte de viajeros para colonizar nuevos sectores de actividad. La investigación descubre lo que esconden esas plataformas tecnológicas y su apuesta por el «libre mercado».

Uber se expandió rápidamente por medio de subsidios a conductores y descuentos en las tarifas que no tenían otro objeto que arruinar al gremio y así doblegar la regulación del taxi. De hecho, Uber es un gigante que todavía no ha conseguido beneficios, es una máquina de quemar capital que, a pesar de las enormes pérdidas, continúa contando con financiación. Una situación solamente comprensible si se planea terminar con la regulación del sector del taxi para así poder monopolizarlo. Y en ese empeño, como desvelan los documentos, Uber no se ha detenido ante nada. Por ejemplo, cualquier agresión servía para aparecer como víctima ante la opinión pública. Sobre todo, la compañía evitaba la regulación existente aludiendo a su innovación tecnológica y tampoco dudaba en obstruir la acción de los organismos reguladores. En esa ingente tarea de desregular lo instituido, Uber contó con la colaboración de personajes poderosos. Entre ellos destaca el actual presidente del Estado francés, Emmanuel Macron, que durante su etapa como ministro de Economía fue un entusiasta del cabildeo a favor de Uber y defendió las interpretaciones más laxas de la norma para favorecer el negocio de la plataforma de transporte.

El ejemplo de Uber muestra que tras el discurso del libre mercado no hay una mano inocente, sino mucho capital, políticos sin escrúpulos y malas artes. Una combinación poderosa para someter cualquier sector de la economía con el fin de exprimir después esa posición de dominio. Es necesario afinar más las reglas del juego para que los piratas -como ellos mismos se llamaban- no terminen saqueándolo todo.