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Biden promete a las satrapías árabes que EEUU no se alejará de la región

El presidente de EEUU, Joe Biden, prometió en su gira por Asia Occidental que no se alejará de la región para evitar que China y Rusia puedan extender su influencia. Su estrategia se basará en reforzar los apoyos a la coalición entre régimen sionista israelí y tiranías árabes del Golfo y sus intereses comunes, sobre todo contra Irán.

El príncipe saudí Mohamed bin Salman mira al presidente de EEUU, Joe Biden. (Bandar AL-JALUD | AFP)

Ante una audiencia de líderes de las petromonarquías del Golfo, Joe Biden prometió que EEUU «no se desviará» de la región de Asia Occidental (Oriente Próximo) dejando «un vacío que podría ser llenado por China, Rusia o Irán».

Aplaudido por los sátrapas árabes, Biden transmitió la estrategia estadounidense para la región durante la cumbre que reunió en Jeddah a los seis miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG-Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Omán, Kuwait y Barhein), así como a Egipto, Jordania e Irak.

La gira de Biden ha sentado la estrategia sobre dos pilares: el apartheid israelí y la tiranía saudí.

En la primera parte de la gira, aseguró el papel de Israel en la región reforzando sus alianzas con las monarquías árabes frente a Irán.

Biden dijo enorgullecerse porque «las eras de guerras terrestres en la región, guerras que involucraron a un gran número de fuerzas estadounidenses, no están en marcha».

Aunque mantiene decenas de miles de efectivos militares en la zona, tras los fracasos de Irak y Afganistán, Washington opta en su estrategia porque la coalición del sionismo con las tiranías árabes sea la vanguardia de sus intereses.

En la cumbre, tal y como quería EEUU, se habló sobre la posibilidad de que países de la región coordinen sus sistemas de defensa aérea para hacer frente a los cohetes, drones y misiles de Irán y los grupos a los que apoya, incluidos los hutíes de Yemen. Esa integración militar incluiría también el intercambio de inteligencia sobre posibles amenazas.

«Integración, interconexión. Estos son los temas fundamentales de nuestra reunión», afirmó en Jeddah.

Biden elogió un ejemplo de esta integración, la decisión «histórica» de Ryad de abrir su espacio aéreo a «todas las aerolíneas», es decir, que incluyó a las israelíes; y la de Israel de aceptar el control saudí de dos islas estratégicas en el Mar Rojo, permitiendo la navegación de buques israelíes.

Las islas han contado hasta ahora con una fuerza de observadores internacionales para supervisar el cumplimiento de los tratados de paz entre Egipto e Israel.

Por otro lado, Biden quiso sortear las críticas por su visita a la monarquía del Golfo acusada de graves violaciones de derechos humanos, señalando que «el futuro será de los países (...) cuyos ciudadanos puedan cuestionar y criticar a sus líderes sin temor a represalias».

MBS replica a Biden

El viaje, sin embargo, queda marcado por la imagen de un presidente chocando amistosamente el puño con el príncipe heredero Mohamed bin Salman (MBS), señalado por la CIA como responsable de la muerte y descuartizamiento del periodista Jamal Khashoggi. Y ello a pesar de haber prometido tratar al régimen saudí como «un paria».

Biden aseguró que advirtió a Bin Salman de «consecuencias si volvía a ocurrir algo así». El príncipe replicó que los responsables ya estaban pagando por el crimen, dejando claro que para el reino es un caso cerrado.

Pero MBS no se quedó ahí, sino que recordó a Biden las torturas en la prisión iraquí de Abu Ghrabi por parte de tropas estadounidenses o la muerte de la también periodista Shireen Abu Akleh por soldados israelíes, de la que EEUU ha exculpado al régimen de Tel Aviv.

Además, el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan, advirtió a EEUU que intentar imponer los valores sobre los demás «causará reacciones negativas».

Paralelamente, Arabia Saudí y Estados Unidos cerraron 18 acuerdos de cooperación en campos como el espacio, finanzas, energía o salud, así como para conectar las redes eléctricas de los países del CCG a la de Irak, para reducir su dependencia de la energía importada de Irán.

Bin Salman advierte del límite a la extracción de crudo

Mohamed bin Salman, gobernante de facto de Arabia Saudí, advirtió de que la producción de crudo saudí ha llegado a su límite. «El reino tiene previsto incrementar su capacidad de producción de petróleo hasta los 13 millones de barriles diarios y después ya no podrá aumentarla más», señaló. Uno de los supuestos objetivos del viaje de Biden era lograr un aumento de esta producción para hacer frente al incremento de precios que puede dificultar los resultados de los demócratas en las elecciones de noviembre. Sin embargo, Ryad negó que se abordara este tema.

Por otro lado, Bin Salman arremetió contra medidas contra el calentamiento global. Sostuvo que «políticas no realistas» para reducir las emisiones de gases que excluyan «fuentes de energía principales» pueden causar «inflación sin precedentes, crecimiento del paro y graves problemas sociales y de seguridad». GARA