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El primer carguero con grano ucraniano navega ya hacia Líbano

Con 27.000 toneladas de cereal ucraniano en sus bodegas, el carguero Razoni, que navega con bandera de Sierra Leona, pasó ayer en Estambul el control fijado en el acuerdo firmado por Ucrania y Rusia y se dirige ya hacia el puerto libanés de Trípoli, adonde llegará en tres o cuatro días. Otros 17 buques esperan permiso para zarpar.

El carguero Razoni, a la entrada del estrecho del Bósforo, en Estambul, con el puente Yavuz Sultan Selim al fondo. (Albert NAYA MERCADAL)

El buque Razoni, el primer carguero con grano ucraniano que zarpó de los puertos del mar Negro en los que ha permanecido bloqueado cinco meses, desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, ancló el martes por la tarde frente a las costas de Estambul, a la entrada del estrecho del Bósforo, donde ayer fue sometido a un control antes de continuar su ruta hasta el puerto de Trípoli, en Líbano. El equipo de 20 inspectores, que incluía funcionarios rusos, ucranianos, de la ONU y turcos, «ha completado su trabajo de inspección», según el Ministerio de Defensa turco. El buque, que navega con bandera de Sierra Leona, transporta 26.527 toneladas de maíz tras meses sin poder exportar cereales y con los precios al alza en los mercados mundiales debido al bloqueo. Y su llegada a Estambul no ha sido fácil.

La duración normal del viaje de un barco de estas características desde el puerto ucraniano de Odessa a la antigua Constantinopla suele ser, aproximadamente, de treinta horas. Sin embargo, en este caso, se lo han tomado con calma. Y no porque el mundo pueda permitírselo, sino porque el carguero ha tenido que ir esquivando las minas marinas colocadas por las fuerzas ucranianas, lo que ha retrasado este envío y, previsiblemente, también los futuros. Desde que el buque salió de aguas de Odessa, la mesa cuadrada donde se sientan todas las partes ha consensuado cada tramo que ha tenido que cubrir el navío para llegar hasta Turquía. Según el almirante Ozcan Altunbulak, responsable del Centro de Coordinación instalado en Estambul, «el recorrido a seguir durante la salida del barco, el corredor humanitario que sigue y las cuestiones detalladas sobre su inspección se realizan de acuerdo con los procedimientos y principios acordados en el Centro». Pero el trabajo no acaba con la monitorización.

Ahora que el acuerdo suscrito por Ucrania y Rusia, bajo el auspicio de Turquía y Naciones Unidas, para exportar el cereal bloqueado a los mercados mundiales ya tiene efectos sobre el terreno, la mediación turca comenzó a primera hora de la mañana de ayer con la parte que le toca: detener el barco, inspeccionarlo y confirmar que se usa exclusivamente para el comercio especificado en el pacto. El Centro de Coordinación, situado en la Universidad de Defensa Nacional de Estambul, además de realizar el seguimiento de los buques mercantes incluidos en el acuerdo, también tiene la responsabilidad de registrarlos con el objetivo de asegurar que no lleve tripulación ni carga no autorizada: revisar que a la ida transporta exclusivamente productos acordados en el tratado y controlar que a la vuelta no carga armas.

La inspección, en la que participaron representantes de todas las partes, duró ayer cerca de tres horas. A su término, el barco continuó su andadura hacia Líbano, donde su población sufre -y mucho- las consecuencias de la crisis alimentaria provocada por la invasión rusa en Ucrania. Y es que el país de los cedros ya se ha visto salpicado por acciones de dudosa legalidad para adquirir cereal. La Embajada ucraniana en Beirut denunció a finales de julio que un barco sirio, sancionado por Estados Unidos y atracado en el puerto de Trípoli, había transportado 5.000 toneladas de cebada y 5.000 toneladas de harina supuestamente robadas en los almacenes ucranianos donde permanecían bloqueadas. El Gobierno libanés no reconoció ninguna responsabilidad en esta transacción fraudulenta, pero Kiev dejó claro que un movimiento como ese podría afectar a sus relaciones bilaterales.

En ese contexto, el primer carguero se dirige, precisamente, a Líbano, adonde llegará en tres o cuatro días, según Kiev, que dijo que hay otros 17 buques cargados de productos agrícolas que están esperando la aprobación para zarpar de sus puertos.

ACUERDO COMPLETADO

Una vez que el barco ha pasado ya el control en Estambul y se dirige a Trípoli, el acuerdo -por ahora- parece estar funcionando. Pero las negociaciones han sido constantes para que este primer carguero navegue por aguas mediterráneas y llegue a tierra libanesas. Mientras Turquía y la ONU intentaban acercar posiciones, Rusia y Ucrania no querían verse las caras a la hora de firmar el documento y lo hicieron en salas separadas y en papeles distintos. Una vez firmado, eso sí, los mediadores han podido sentarlos en la misma sala, desde donde monitorizan su cumplimiento y se vigilan mutuamente: ambas delegaciones deben convivir, les guste o no, en el mismo campus universitario donde se coordina todo. Y aunque sea a pequeña escala, fuentes turcas aseguran que hay diálogo.

El último efecto del acuerdo, que ya da sus frutos, es que el primer buque ha podido salir de puerto sin ser atacado por las fragatas rusas y lleva alimento a la población libanesa. Superada la prueba de fuego, los barcos reanudarán sus tareas, aunque más lentamente y sorteando minas.