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La crisis política en Irak se agudiza tras suspender su actividad la judicatura

El Consejo Supremo de Justicia y el Tribunal Federal de Irak suspendieron ayer su actividad en protesta por las continúas «presiones», «amenazas» y protestas de los seguidores del líder religioso chií Muqtada al Sadr, lo que deja al país sin poder judicial, con un Parlamento paralizado y un Gobierno en funciones. Ante este panorama, crece el temor ante una espiral de violencia.

Clérigos chiíes se han sumado a las protestas de los seguidores de Muqtada al Sadr. (Ahmad AL-RUBAYE | AFP)

Ante la crítica situación que vive Irak, su primer ministro en funciones, Mustafa al Kazemi, decidió cortar una visita que realizaba a Egipto y regresar al país para «seguir la situación» y «vigilar de forma directa el desempeño de las fuerzas de seguridad en la protección de las instituciones del estado». Al Kazemi llamó a «todas las fuerzas políticas a la calma», y a que «aprovechen la oportunidad para el diálogo nara sacar al país de la crisis».

Por otro lado, el Marco de Coordinación, alianza de partidos chiíes iraquíes liderada por formaciones proiraníes y rival del movimiento de al Sadr, expresó ayer en un comunicado su «rechazo de las amenazas de asesinato» contra los miembros del Poder Judicial. También anunció su negativa a recibir cualquier mensaje del movimiento sadrista o llamada al diálogo directo, a no ser de que pongan fin a la ocupación de las instituciones del Estado.

Parálisis política

El popular clérigo chií al Sadr, cuya formación ganó las pasadas elecciones legislativas, había boicoteado las reuniones de las distintas fuerzas celebradas la semana pasada en el marco de un diálogo nacional convocado por Al Kazemi para resolver la crisis. Sus seguidores han estado acampados desde hace varias semanas frente al Parlamento para pedir elecciones anticipadas, algo que los expertos afirman que solo puede decidir el propio Parlamento y no el Poder Judicial.

Irak vive una parálisis política desde que los comicios parlamentarios del pasado octubre dieran la victoria al Bloque Sadrista, pero con apenas 73 escaños en una Cámara de 329. Al Sadr forjó una alianza con otras fuerzas para elegir a un presidente y a un primer ministro que se encargara de formar Gobierno, pero no pudieron llegar a votar por ellos ante el bloqueo de otras fuerzas encabezadas por fuerzas chiíes proiraníes.

El espectro de un choque entre fuerzas chiíes

El líder religioso chií, Muqtada al Sadr, advirtió el pasado miércoles que daba una semana al Poder Judicial para disolver el Parlamento. El Consejo Judicial Supremo declaró que no tenía autoridad para hacerlo. El movimiento de al Sadr ha sido una fuerza creciente en la política iraquí durante la última década y emergió como el partido más votado tras las elecciones de octubre. Sin embargo, no pudieron formar gobierno y al-Sadr ordenó a su bloque parlamentario que renunciara en masa a sus escaños en junio, lo que hicieron de inmediato.

Por su parte, los rivales de al Sadr respaldados por Irán, agrupados en la alianza Marco de Coordinación, que en total tienen más parlamentarios que el bloque de al Sadr, realizaron protestas en agosto cerca de la Zona Verde, lo que generó temores de un enfrentamiento entre los dos grupos.

Si bien tanto al Sadr como sus rivales son chiíes, al Sadr ha intentado presentarse como un nacionalista iraquí, en contraste con lo que se percibe como la ideología pro-iraní de sus adversarios. Sin embargo, el propio al Sadr ha tenido estrechos vínculos con Irán en el pasado, y a muchos les preocupa su potencial para llevar a Irak a la violencia entre chiíes. GARA