GARA Euskal Herriko egunkaria
CAMPAÑA ELECTORAL EN ITALIA

A un mes de las elecciones, el estorbo de las vacaciones

Cuando falta apenas un mes para la celebración de las elecciones legislativas italianas, analizamos el escenario de partidos y coaliciones mientras el «belpaese» (bello país) intenta disfrutar de sus últimos días de vacaciones estivales a la espera de lo que seguramente vendrá después del recuento de los votos en la noche del próximo 25 de setiembre.

(Vincenzo PINTO AFP)

La sensación general es que los días se hacen muy largos. Y no solo por el calor que ralentiza todo o por los sondeos que dicen claramente que la derecha tiene medio ganada la contienda, sino también porque el cuadro general parece la réplica de una película con un final obvio. Tendrá que pasar algo muy gordo para que no triunfe la coalición Salvini-Meloni-Berlusconi.

Ahora mismo hay cuatro polos de atracción para los votantes: el bloque de derechas, la izquierda, los Cinco Estrellas y la nueva formación liderada por “el Churchill de los Parioli”, Carlo Calenda. Pero el “partido” que destaca más es el de la abstención y/o la incertidumbre. Según las encuestas, casi la mitad de la ciudadanía no sabe aún qué hacer, «no saben a qué santo rezar».

Además, esta campaña, en una temporada donde normalmente la población está inmersa en otras cosas, parece más un estorbo que un aspecto fundamental de la vida civil. De hecho, es la primera vez que se va a votar en setiembre.

Entre las cremas solares y las entrevistas con líderes políticos que no se están saliendo del manual habitual, resulta realmente complejo ver qué hay detrás de las carambolas de candidatos y estrategias.

Un Berlusconi robotizado

El ejemplo que sobresale es la presencia, otra vez, de Silvio Berlusconi como punta de lanza de la derecha. Sus eslóganes y hasta sus carteles promocionales no han cambiado, con frases como la mítica “Una scelta di campo” (“Una elección de campo”), por supuesto, entre él y «los comunistas». El Cavaliere parece haber vuelto a 1994, a aquella primera afirmación ganadora. Mismas palabras, mismas actitudes, casi robóticas. El líder de Forza Italia está a punto de cumplir 86 años (será el 29 de setiembre) y repite el mismo sketch, como un viejo artista de vodevil.

A sacudir la tripa

Pero Berlusconi es solo el abuelo de la coalición de derecha, el parche “moderado” entre los más extremos: Matteo Salvini y Giorgia Meloni. Aquí se juega probablemente el liderazgo y el nombre del próximo candidato a presidir el Gobierno. En cuanto a votos, la secretaria de Fratelli d’Italia ganaría fácilmente, pero su condición de mujer arrastra unas cuantas dudas en una sociedad machista como la italiana. Por eso Salvini está siempre detrás, como un búho esperando un error de su aliada/rival.

Luego, claro, a los electores de este tipo de derecha no les hace falta mucho para enchufarse. Solo es necesario «sacudir la tripa», como se dice en Italia. Así que la Liga Norte cabalga sobre los problemas técnicos de la plataforma de servicios streaming de la liga de fútbol para afirmar que con ella en el poder esto no hubiese pasado. Y Meloni comparte videos de violaciones callejeras y hace listados de «desviaciones» que su partido va a zanjar si resulta elegida: drogas, alcohol, bullying, ludopatía, anorexia, obesidad y (obra maestra) los hikikomoris, es decir, los jóvenes deprimidos que se encierran en casa.

No está claro cómo se puede extirpar de un día para otro la depresión entre los adolescentes o los trastornos de alimentación tan graves, pero lo más importante es, de nuevo, sacudir la tripa de los electores. Y, al mismo tiempo, repetir a los «moderados» que no habrá ninguna réplica de dictaduras ni influencia de Putin.

Una izquierda atascada

Al Partido Democrático es al que le va a pasar la factura más cara el cambio de la legislatura, entre otras cosas, por el drástico descenso del número de escaños, de 945 a 600. Por eso, Enrico Letta, el secretario general, ha tenido que hacer nuevas pruebas de malabarismo para concretar las alianzas. Muchos de los que han quedado fuera de las listas eran pesos pesados del PD y han cargado duramente contra Letta.

El problema de la izquierda es su legendaria falta de cercanía al mundo real. Por ejemplo, a la juventud. Letta había decidido refrescar sus candidaturas con 4 o 5 aspirantes de 30-35 años, pero ha dado marcha atrás. ¿La razón? Repasando sus redes sociales se han encontrado unos mensajes a favor de Palestina o en contra de Israel; demasiado extremistas para aspirar a un puesto en el Parlamento con estas siglas. Resultado: eliminados de las candidaturas con humillación pública y tomaduras de pelo desde la derecha.

La obsesión por el equilibrio, esta tendencia hacia el “centro”, es la condena del PD, nacido para ser grupo de poder mayoritario y que ahora se encuentra como mucho en el 20-22%, incluso sumando aliados. Atascado sin subir ni bajar, como si se hubiera tragado un huevo cocido entero.

Y ahí, en el centro, está esperando Azione, de la dinámica pareja Carlo Calenda-Matteo Renzi, dos que han salido gritando del PD y que tienen una idea bastante clara: que la derecha no gane demasiado para así proponer al presidente de la República, Sergio Mattarella, una réplica del Gobierno de Mario Draghi. Pero tendrán que llegar por lo menos al 6-7% para poder entrar en ese gabinete virtual.

Probablemente, a los Cinco Estrellas tampoco les caería mal un segundo Gobierno Draghi, quedándose en la oposición. Para el movimiento populista liderado por Giuseppe Conte los cinco años en el poder han sido un absoluto desastre y hay que recuperar sobre todo la base electoral, porque la abstención le afecta más que a otros. Aunque con esta nueva ley electoral, correr solos no conviene.