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Contento


Acabo contento porque en el hospital no era consciente de la avería que tenía. Al volver a la UCI porque se me encharcaron los pulmones me di cuenta de que era grave. Cuando salí tenía la ilusión de llegar a la Vuelta, pero lo veía dificíl porque me costaba subir una escalera. Físicamente estaba hundido, pesaba siete kilos menos y bastante tenía con caminar. Los médicos daban la temporada por terminada, pero el equipo me apoyó. Jorge Azanza me dijo que tenía mes y medio para llegar a la Vuelta y que si era capaz de seguir ese plan de entrenamientos tenía opciones de correr.

Las cosas fueron mejor de lo esperado y pasé muy rápido de estar fatal a hacer cinco horas. Antes de venir a la Vuelta, corrí Burgos y Castilla León para probarme cómo me encontraba en el pelotón porque el hombro no estaba curado del todo y me lo tienen que abrir para hacer un arreglo. No sabía si me iba a doler o tendría inseguridad en el pelotón y decidimos venir a la Vuelta sin confianza porque sabía lo duro que fue la del año pasado, que llegué en el mejor momento de mi vida y pasé unos días muy malos.

Vine sin hacer altura, pensando que si no recuperaba bien me iba para casa y he sabido correr inteligente, entré en una escapada con gente muy buena y termino con buenas sensaciones y en la preselección para el Mundial. Si voy será una experiencia increíble y espero que, como el año pasado, la Vuelta me ayude a coger el mejor punto posible y tenga una buena actuación.