GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

Si no van a dimitir, que al menos finiquiten el TAV


El consejero de Planificación Territorial, Vivienda y Transportes, Iñaki Arriola, confirmó que el enlace del TAV con la meseta a través de Burgos no prevé el transporte de mercancías. Esa ha sido una de las razones más utilizadas por los sucesivos gobiernos de Lakua para respaldar una obra carente de sentido y sin justificación económica, social o medioambiental. De hecho, en su día, el lehendakari del Gobierno de Gasteiz, Iñigo Urkullu, calificó de «inocentada» que la Alta Velocidad hacia Burgos no previera el transporte de mercancías, como había asegurado a finales de 2017 el entonces ministro de Fomento, Iñigo de la Serna. A todo ello hay que añadir que desde 2009 se han pagado 8 millones de euros en estudios técnicos que ahora habrá que rehacer. En cuanto al enlace con la red europea, es conocida la postura de París, que no considera esta conexión prioritaria, lo que deja a la Y vasca sin conexiones homologables.

La oposición al TAV siempre sostuvo que la opción de transporte de mercancías no era más que una pobre coartada para justificar una obra que carecía de sentido. A estas alturas, después de todo lo que se ha dicho, del dinero que se ha invertido, de las obras realizadas y de los retrasos acumulados, la confirmación de que el TAV no transportará mercancías supone una enmienda total a un proyecto cuestionado desde el principio por una mayoría de este país. Un cambio de ese calibre en el diseño del tren debería llevar aparejado una asunción pública de responsabilidades políticas por haber arrastrado al país a semejante lodazal. Más grave, si cabe, porque gran parte de la inversión se ha ido realizando durante los años en que la Unión Europea impuso la austeridad como eje de las políticas públicas, dejando en Euskal Herria un gigantesco déficit en servicios públicos y prestaciones sociales.

Contra toda lógica, Arriola sigue en su cargo. Está claro que asumir responsabilidades y dimitir no forma parte de la cultura política del PNV ni del PSE. No obstante, ya que Andoni Ortuzar dijo que el TAV era «poco menos que un bidegorri», «un desastre», bien podría Lakua dar al fin un paso más y finiquitar el despropósito. Deberían dejar de hipotecar el país.