2022 URR. 08 París quiere prorrogar el cierre de la muga al menos hasta abril El Gobierno francés ha notificado a Bruselas su intención de mantener el cierre de fronteras que decretó en enero de 2021 al menos hasta finales de abril de 2023. Una decisión que llega tras la celebración de dos foros en Baiona en los que se reclamó la reapertura de los pasos. Una agente de la Policía francesa ante la valla que cierra el puente peatonal entre Irun y Hendaia. (Bob EDME) Maite UBIRIA BAIONA Las autoridades francesas han notificado ya a la Comisión Europea su intención de prorrogar, a partir del próximo 1 de noviembre, la reintroducción de los controles de fronteras que aplican desde 2021. Aunque el Acuerdo de Schengen contempla a lo sumo una sola prórroga de hasta seis meses de la suspensión del derecho a la libre circulación de personas, el Gobierno de Emmanuel Macron ha venido renovando cada medio año su exención en la aplicación de ese tratado europeo. Para sortear las quejas del Tribunal Europeo de Justicia, que exige que cada demanda sea justificada por nuevo motivo, en su última comunicación a la Comisión París evoca una «nueva amenaza terrorista» ligada a su intervención militar en el Sahel y hasta cita la guerra en Ucrania. Ello junto a las habituales alusiones a la crisis migratoria. Fue en enero de 2021 cuando la Prefectura de Pirineos Atlánticos anunció el cierre de ocho pasos en Ipar Euskal Herria. Las protestas vecinales y las denuncias de las instituciones de ambos lados de la muga llevaron, meses después, a la reapertura de los pasos principales. Sin embargo, a día de hoy, los controles siguen en todas las fronteras y además hay cuatro mugas cerradas. Se trata del puente de mercancías en Hendaia, rehabilitado como pasarela peatonal gracias a los fondos de la UE y nunca estrenado para esa función, y de los pasos de Izpegi, Larraine y Aldude. Encuentros transfronterizos La prórroga del cierre de la muga se conoce en la misma semana en que Baiona ha destacado como referencia de la política transfronteriza. Efectivamente, la capital labortana ha acogido, primero, la 27ª asamblea de la Misión Operacional Transfronteriza, entidad hexagonal creada hace 25 años para fomentar la colaboración en el marco de la Europa sin fronteras, y después los primeros Encuentros Transfronterizos organizados por la Mancomunidad Vasca. A ese segundo foro han acudido expertos y electos de ambos lados de la muga, que han tenido la oportunidad de abordar desde el papel de las ciudades en la integración de la cultura transfronteriza a las bazas a jugar por esa escala geográfica en la transición ecológica. En ambos encuentros sonaron con fuerza los mensajes de denuncia por los perjuicios derivados del control reforzado de las fronteras y las exhortaciones a liberar esos pasos. Una demanda que, desde la víspera de la asamblea de la MOT y de los Encuentros Transfronterizos, puso por escrito la Mancomunidad Vasca, con el apoyo expreso de los alcaldes de las localidades vascas más afectadas por el hermetismo impuesto en la muga. Sin embargo, la secretaria de Estado francesa para la Transición Ecológica y la Ruralidad, Dominique Faure, que acudió a la asamblea de la MOT, evitó responder a intervenciones como las del consejero regional Mathieu Bergé, o del propio presidente de la Mancomunidad Vasca, Jean-René Etchegaray. Faure se declaró ante los medios de comunicación «no habilitada» para pronunciarse sobre la situación en la muga, y aseguró que no supo hasta el mismo día de su visita que esa cuestión figuraría en los debates. Una respuesta sorprendente dado que acudía a un foro en cuyo programa figuraba la presentación de un informe sobre los impactos del cierre de fronteras durante la pandemia.