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Israel trata de extirpar de raíz la resistencia suprapartidista


La sangrienta redada israelí contra los jóvenes de la organización de la resistencia La Guarida de los Leones (Areen al-Ussud) en Naplusa y Ramallah arroja luz sobre varias claves sobre el momento de la larga lucha del pueblo palestino por su supervivencia. De un lado, evidencia el temor de Israel ante una nueva generación de jóvenes que han decidido plantar cara a la ocupación sionista sin enredarse en el alineamiento con una u otra facción de la resistencia.

En la lógica sionista, hay que cortar de raíz un movimiento en ciernes que devuelve la dignidad básica a la lucha palestina. De otro, constata la debilidad de la ANP, y su partido, Fatah, condenado a gestionar las migajas que le deja la ocupación israelí de Cisjordania, lo que le ha llevado incluso a reprimir en la calle a la organización juvenil con la que ahora se solidariza.

Finalmente, revela el agotamiento del modelo de resistencia de Hamas, arrinconado geográficamente en el campo de concentración de Gaza, e ideológicamente por un islamismo político que, once años después de la Primavera Árabe, y al calor de los nuevos tiempos, tiene ya poco que aportar.

Ese triángulo es la fuerza y a la vez la debilidad de los «jóvenes leones llamados a salir de su guarida». Pueden ser el futuro y el inicio de una nueva Intifada que voltee el tablero. Tienen, por tanto, muchos enemigos. Y no solo en Israel.