GARA Euskal Herriko egunkaria

Meloni va a Bruselas en su primer viaje oficial para celebrar su «bautizo» europeo

Giorgia Meloni realizó ayer su primera visita al extranjero como primera ministra al corazón de la Unión Europea. Un viaje bien recibido por las autoridades de Bruselas que temen que sus promesas electorales de reducir impuestos y aumentar el gasto social puedan desestabilizar las finanzas italianas mientras la UE enfrenta una nueva recesión.

Meloni, con la campana del Consejo de Ministros que la dio su antecesor Draghi. (Andreas SOLARO | AFP)

El propio viaje de Giorgia Meloni fue un mensaje. Elegir Bruselas como primer destino y reunirse con sus máximas autoridades como el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, o la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tuvo mucho de intento de ganarse a los escépticos en las altas esferas, de presentarse como una socia moderada y fiable que ha dejado de ser una agitadora de extrema derecha con amigos muy euroescépticos.

Sin embargo, incluso aunque tratara de presentar una cara amistosa hacia Bruselas, la primera ministra de Italia pudo descubrir que esos esfuerzos no son correspondidos de inmediato. Va a tener que pasar nuevos exámenes y aprender a jugar sus cartas como líder de la tercera economía europea. Elegir a Bruselas para su primera visita al extranjero es una buena señal y muestra su compromiso de mantener a Italia en el centro de la toma de decisiones europea. Pero con eso no basta.

Tampoco había temor a que Meloni cambiara su postura sobre el apoyo militar a Ucrania o las sanciones a Rusia. Las preocupaciones de Bruselas tampoco pasaban por ahí. A la UE le preocupa otra cuestión: el dinero. Y busca señales de que Meloni no arruinará las finanzas italianas, de que se conformará con aspirar a un equilibrio entre desarrollar sus credenciales internacionales y ganar margen de maniobra fiscal, máxime cuando mañana presenta los nuevos objetivos de las finanzas públicas para Italia.

Eso requerirá caminar por una línea entre los planes para proteger a los consumidores del aumento de los precios de la energía, por un lado, y el pronóstico del Tesoro italiano de una contracción económica hasta el segundo trimestre de 2023, por el otro.

En general, Meloni está enviando mensajes más moderados. Intenta parecer alineada en el tema de Ucrania y Rusia, y moderada en finanzas. También tendrá que posicionarse ante a las principales potencias de la UE, Alemania y Estado francés, interesadas en tener a la tercera economía de su lado en plena disputa sobre cómo abordar la crisis energética. Eso le da estatus a Meloni y margen para obtener concesiones en términos de indulgencia fiscal de la UE.

Materia inflamable

El Plan Nacional de Recuperación y Resiliencia financiado por el fondo Next Generation de la UE fue un punto de fricción con su predecesor, Mario Draghi. Él aseguró al país que la implementación del plan estaba en marcha, ella sostuvo lo contrario. La tensión mostró lo delicado del asunto. Los desembolsos parciales de los fondos están condicionados a que Italia complete las reformas planificadas, y no cumplirlas pondría en peligro la estabilidad financiera del país, y tendría efecto dominó en la UE.

Dada la escala de las crisis existentes, está claro que evitar un rumbo de colisión con Bruselas es útil para Roma y, sobre todo, para Meloni.