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EL EJE FRANCO-ALEMÁN SE TAMBALEA

Alemania busca en EEUU-Israel, no en la UE, su nuevo arsenal militar

Otra decisión tomada en solitario por el canciller Olaf Scholz (SPD) profundiza las grietas dentro de la Unión Europea y carga la relación de Berlín con París. El paso alemán ampliaría la entrada de Israel en el mercado militar del Viejo Continente y supondría un giro en la colaboración armamentística de Alemania con sus socios europeos.

(John MACDOUGALL | AFP)

El jefe de Gobierno alemán, Olaf Scholz, ha propuesto oficialmente la creación de un sistema europeo de defensa antimisiles. Hoy solo está operativo el de la OTAN, Aegis, concebido para proteger a la UE contra misiles balísticos desde Oriente Medio. Ahora con la European Sky Shield Initiative (ESSI), Scholz pretende suplir las deficiencias del sistema aliado para repeler misiles balísticos que vuelan a gran altura. Otro flanco abierto lo constituyen los misiles de crucero y los drones.

Respecto a esta iniciativa ESSI, el tripartito de Berlín, formado por socialdemócratas (SPD), Verdes ecologistas y liberales (FDP), cuenta con el respaldo de Países Bajos, Gran Bretaña y la neutral Noruega, además de la mayoría de los estados europeos orientales. La iniciativa germana supone otro revés a los proyectos militares diseñados con los estados francés y español, pese a que aún no han salido de su fase experimental.

Scholz ha lanzado la ESSI, ante todo, para perfilarse como “líder“ ante su electorado. Actualmente, el 60% de los alemanes encuestados quiere que se inicie un diálogo con Rusia para acabar la guerra con Ucrania. Al mismo tiempo, los sondeos revelan el temor a un ataque ruso con misiles. Un cohete balístico lanzado desde el enclave ruso de Kaliningrado tardaría solo nueve minutos en llegar a Berlín, y menos a Varsovia.

Alemania no estaría en condiciones de repeler este tipo de agresión

Hace veinte años se instalaron los 12 sistemas Patriot para defenderse contra un supuesto ataque procedente del Irak de Saddam Hussein. Desde 2003 esta amenaza ya no existe. La política militar llevada a cabo desde entonces, especialmente bajo el mandato de la canciller cristiano-demócrata Angela Merkel (CDU), ha dejado a las Fuerzas Armadas alemanas, la Bundeswehr, en un estado muy precario en capacidades militares.

El giro de Scholz se comprende mejor rememorando lo que dijo el inspector general de la Bundeswehr, el general Eberhard Zorn, a principios de año: «Yo quiero material que vuela, que rueda y que esté disponible en el mercado», recogió el portal online Israel Valley de la Cámara de Comercio Francia Israel (CCFI). El alto militar alemán no lo concretó, según la fuente israelí, pero quien conoce la materia sabe que aludía a dos proyectos de cooperación militar con París.

En concreto se trata del Sistema de Combate Aéreo del Futuro (SCAF) y el desarrollo de un nuevo tanque de combate (MGCS) sobre la base del Leopard alemán y la torreta del Leclerc francés. Ninguno de los dos proyectos ha dado fruto. Al contrario. Berlín se ha retirado del proyecto de modernización del helicóptero de combate Tigre, comprando el AH-64 Apache estadounidense. Ante la necesidad y harto de los problemas técnicos y de los socios, Berlín pasa de proyectos europeos y se va de compras a EEUU e Israel. Adquirirá el caza norteamericano F-35. Sustituye el helicóptero de combate Tigre por el AH-64 Apache «made in USA». Y Boeing se embolsará 1.400 millones de euros por los cinco patrulleros marítimos P-8A Poseidon para la Armada.

En la misma línea se ubica la compra del sistema antimisiles “Arrow 3”

(flecha) de producción israelí y estadounidense que ha propuesto Scholz. De este sistema se dice que es capaz de interceptar misiles de medio (800-5.500 kilómetros) y de largo alcance hasta una altura de 100 kilómetros. Se supone que en 2017, el Ejército israelí derribó con el Arrow 2 un misil sirio S-200 de fabricación rusa antes de tiempo.

El Arrow 3 apunta a sofisticados misiles balísticos. Estos suelen volar a mucha altura. Además, cada uno lleva varias ojivas que suelta cuando desciende. Así un solo misil ataca a varios objetivos a la vez. Eso supone para los defensores que su “flecha” ha de destruir el misil antes de que suelte su carga letal desde el espacio.

Alemania está dispuesta a pagar 2.000 millones de euros por el Arrow 3. Sería el 2% de la suma con la que Scholz promete modernizar la Bundeswehr. A los socios europeos que no disponen de este poder adquisitivo les recomienda que adquieran solo los misiles israelíes, mientras que Alemania se ocuparía del sistema de control y coordinación. El negocio profundizaría la cooperación militar entre Tel Aviv y Berlín.

Con la misma lógica que el Arrow funciona el otro sistema antiaéreo israelí conocido como “Cúpula de hierro”

. Su misión consiste en derribar los misiles lanzados por Hamas desde la franja de Gaza. Estas armas son de fabricación casera y no cuentan con sistemas de autoprotección que les hacen invisibles para los radares o para los misiles que les persiguen.

Para poder destruir los cohetes de Hamas, las fuerzas israelíes necesitan, por un lado, de un potente sistema de radar para identificar y seguir a cada uno de ellos. Estas informaciones pasan por un mando de control que coordina el contraataque, en primer lugar, con sus propios medios de artillería que son otros misiles o potentes ametralladoras tipo Gatling.

Para estas últimas existe además un tipo de munición “inteligente”, llamado AHEAD, porque se deja dirigir hacia el blanco aunque ya haya salido del cañón. Cada ojiva lleva 152 miniproyectiles. Los suelta cuando se acerca al misil, dron u obus de mortero, señalizado por el radar. Así, crea una barrera metálica de casi 40 metros de diámetro en forma cónica. Con esta tecnología, usada en el sistema fijo MANTIS, la Bundeswehr protegió sus bases en Afganistán. Ahora descubre en Ucrania que su retirado tanque con cañones antiaéreos Gepard sí sirve para derribar drones.

El 31 de octubre, el alcalde de Kiev Vitali Klitschko agradeció a Scholz a través de Twitter

por que «16 misiles fueron interceptados gracias al IRIS-T». Se refería al sistema antiaéreo alemán, IRIS-T SLM, que el canciller ha donado antes a Kiev que a la Bundeswehr. Klitschko no reveló cuántos cohetes sí impactaron en la capital ucraniana ni cuántos interceptores fallaron.

Una unidad del IRIS-T SLM consiste de cinco módulos: los tres camiones lanzadores de los misiles interceptores IRIS-T, el radar y el puesto de mando. El precio por unidad asciende a 140 millones de euros. El sistema promete proteger un área de 200 kilómetros cuadrados; o sea, una ciudad de 500.000 habitantes. Tiene un alcance de 40 kilómetros de profundidad y de 20 kilómetros de altura. Apunta a aviones, helicópteros, misiles y drones.

Un misil IRIS-T tiene un coste de 400.000 euros. Así que el derribo de los 16 misiles costó 6,4 millones de euros frente a los 48 millones de euros que habrían supuesto los 16 misiles balísticos rusos Iskander de corto alcance. Sin embargo, el balance cambia si los rusos atacan con drones iraniés Shabah 136: el precio por unidad oscila entre 10.000 y 20.000 euros.

Ante este fondo, Ucrania se ha convertido en un gigantesco campo de pruebas para las industrias armamentísticas de Occidente y Oriente.

El precio lo pagan la población civil y soldados de ambos lados. El dinero se lo embolsan las empresas y sus accionistas.

Es en este contexto en el que busca en Israel reformar su defensa antimisiles, y tras la caída a mediados de noviembre en suelo polaco de un proyectil que resultó ser un misil antiaéreo ucraniano, el Gobierno alemán ha ofrecido al Ejecutivo polaco su sistema antimisiles Patriot para protegerse de cohetes procedentes del este europeo. Varsovia, a cambio, propone instalarlo en el país vecino.

El primer ministro polaco, el conservador Mateusz Morawiecki, ha aducido los crecientes ataques rusos a infraestructuras críticas ucranianas para proponer que el Patriot sea cedido a Kiev. En el fondo se trata de un rechazo de la oferta alemana justo cuando Varsovia acaba de formalizar su demanda para que Berlín le indemnice con 1,38 billones de euros por los daños sufridos durante la ocupación nazi (1939-1945).

Preguntado por si el sistema Patriot podría haber evitado el impacto del misil en Polonia, un portavoz de Defensa alemán se escudó en la «gran cantidad de factores que influyen» y «en el secreto militar». No quería cuestionar la metáfora del “escudo antimisiles”, con el que la política y la industria suelen vender estos costosos sistemas.

Conviene recordar que, por la ley de la gravedad, cada proyectil lanzado contra un objeto agresor -sea un avión, helicóptero, dron, misil u obús- vuelve a caer a la tierra si no cuenta con un sistema de autodestrucción en el caso de que no haya dado con el objetivo. Entonces matan y destruyen por igual.

ARMADA BERRITZEN AEB-ETAN ETA ISRAELEN

Ukrainako gerrak agerian utzi omen du Alemaniak misilen aurrean defendatzeko daukan sistemaren ahultasuna, batez ere Errusiatik etor daitezkeen misil balistikoen eta dronen aurrean (AEBen Patriot sistema Ekialde Hurbilera begira jarri baitzen, Irakera begira hain zuzen). Gauzak horrela, AEBetako eta Israelgo hegazkinen eta misilen aurkako sistemak erosten 100.000 milioi euro gastatuko ditu Scholz kantzilerrak, Bundeswehr indartzearren. Europako Batasunarekin, eta batik bat Estatu frantsesarekin, zeuzkan proiektuak bertan behera utzi ditu.