GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

Sin transparencia no hay debate político posible


Osakidetza se ha convertido en la segunda mayor preocupación de la ciudadanía, solo por detrás de la inflación, según el último Deustobarómetro. La crisis del sistema público de salud es un hecho que ya ni siquiera se atreven a negar sus máximos responsables políticos. Sin embargo, durante sus intervenciones de ayer en el pleno del Parlamento de Gasteiz, ni la consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ni el lehendakari, Iñigo Urkullu, ofrecieron ninguna explicación sobre las causas que subyacen a esa situación crítica. Difícilmente se puede encauzar un debate público, sereno y constructivo, que es en definitiva en lo que consiste la política, sin un análisis más o menos estructurado sobre la causas de la actual crisis.

Sin explicaciones oficiales resulta realmente difícil captar la sustancia que podrían dar pie a un debate más informado y serio sobre la sanidad pública. Bien es cierto que la Administración utiliza profusamente los procedimientos participativos y los portales de transparencia, pero generalmente lo hace con la intención de dar una apariencia de claridad, cuando en realidad lo que ocurre es que está usando todas esas formalidades para evitar cualquier mención al contenido. Desde la Administración se defiende la participación y se plantean procesos, pero no se explica cómo se selecciona a los expertos ni a qué intereses responden. Da la impresión de que Lakua ha decidido, tras años negándolo, que Osakidetza tiene problemas y que no puede seguir negando la evidencia que los y las paciente viven cotidianamente en las consultas. Con ese cambio de discurso pretenden limitar los daños a su imagen de buenos gestores que esa realidad supone. Para ello, aceptan los datos pero ocultan las causas.

La falta de transparencia es uno de los puntos negros de las administraciones vascas. Su efecto es demoledor porque cuando se ocultan los problemas y conflictos inherentes a cualquier estructura, estos terminan desbordándola, como ha ocurrido ahora con Osakidetza. La actual crisis es tan profunda que ya no se puede resolver con una buena dosis de relaciones públicas. Hace falta transparencia y debate social.