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CRÍTICA: «SIMONE, LA MUJER DEL SIGLO»

Contra todos


Resulta una tarea muy difícil, por no decir imposible, resumir en dos horas todo el periplo vital de Simone Veil y aquí radica el principal problema de este “biopic”. Este filme se empeña en recorrer cada uno de los episodios que protagonizó una mujer que vivió marcada por la trágica experiencia que supuso su confinamiento en el campo de concentración de Auschwitz y que siempre será recordada como una de las grandes figuras de la política del Estado francés así como una incansable defensora de la condición y de los derechos de las mujeres.

Entre sus legados principales figura la conocida como Ley Veil o ley de despenalización del aborto, promulgada en 1975, un episodio que suscitó multitud de descalificaciones contra ella hasta el día de su muerte, ocurrida el 30 de junio de 2017. A ello se sumó la frase maldita que siempre le acompañó a lo largo de su carrera política: «No me parece un puesto para una mujer».

De todo ello se habla en esta película excesivamente academicista y que, en su faceta más didáctica, quiere abordar al detalle los capítulos más destacados de su protagonista a través de un encadenado de situaciones filmadas en muchos de sus tramos, de manera bastante encorsetada. Olivier Dahan -autor del aclamado “biopic” sobre Edith Piaf “La vida en rosa”- ha delegado todo el peso dramático en la actriz Elsa Zylberstein, la cual se mete en la piel de esta política que, tras una larga travesía llena de negociaciones y debates ante una asamblea abrumadoramente masculina, sacó adelante la mencionada ley.

Elsa Zylberstein es, además, la impulsora de este proyecto cinematográfico, lo que provoca otro punto discutible dentro del filme, al tener que delegar el paso del tiempo en el maquillaje.