GARA Euskal Herriko egunkaria
EDITORIALA

Brasil: grandes retos que exigen grandes cualidades


Luiz Inácio Lula da Silva es presidente de Brasil por tercera vez, justo 20 años después de que fuera investido en ese cargo, al que accede de nuevo tras haber sido procesado y encarcelado, y posteriormente haber sido anuladas las sentencias en su contra. Es el presidente de mayor aceptación en su país por sus logros en materia social y económica. El presidente saliente, Jair Bolsonaro, es el primero que, desde la dictadura, no acude a la investidura de su sucesor, a la que sí acudieron representantes de alrededor de 120 países.

Lula da Silva es el mismo presidente de hace 20 años, pero en un contexto totalmente diferente. Tomó su cargo bajo amenazas de la ultraderecha que desde que se conocieron los resultados electorales pide abiertamente un golpe de estado y supone uno de los grandes escollos que el Gobierno deberá enfrentar, teniendo en cuenta que se encuentra en desventaja parlamentaria y obligado a unas alianzas que no le pondrán muy fácil llevar a cabo muchos de los cambios que figuran entre sus objetivos. Su principal reto es «rescatar del hambre» a decenas de millones de personas, combatir la pobreza, y no es menor el de preservar la selva del Amazonas, “una prioridad absoluta” tras un aumento del 94% de la deforestación. Los derechos de los pueblos originarios también están en la agenda de la nueva administración, que contará con un Ministerio de los Pueblos Indígenas. Lula da Silva tiene gran experiencia y merecida fama de buen negociador, cualidades que necesitará para hacer frente a esos retos en peor situación que en sus anteriores mandatos.

No con pocas dificultades, soplan aires nuevos en Latinoamérica; ocurrió en Colombia en agosto pasado y, horas antes del acto de investidura de Lula, el presidente de ese país, Gustavo Petro, anunció un alto el fuego bilateral con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados, también paramilitares, hasta el 30 de junio. El proceso de paz es una prioridad de ese Gobierno, también necesitado de habilidad negociadora, tan compleja como necesaria para hacer frente a largos años de gobiernos al servicio de unas minorías dispuestas a todo por conservar sus privilegios.