Lo que importa no son los puntos ni los anillos, sino el legado posterior

Por fin superó el récord de anotación de Kareem Abdul-Jabbar, pero los 38.390 puntos que a día de hoy suma LeBron James no son más que la culminación de una carrera que comenzó antes de que el alero de Akron llegara a la NBA, cuando sus partidos de instituto se podían seguir por televisión en todo Estados Unidos y Sports Ilustrated lo bautizaba como «The Chosen One». El Elegido.

Ya está. Ya llegó el récord esperado de LeBron James, aunque quizá un partido antes de lo debido. ¡Estaba tan cerca la opción de tomarle el relevo a Kareem Abdul-Jabbar como máximo anotador histórico de la NBA frente a los Milwaukee Bucks! ¡Tanta simbología hubiera tenido de haberse roto ese récord solo dos días después! Sea como fuere, LeBron James ya va por los 38.390 puntos y no parece que ese registro vaya a detenerse ahí. Es más, viendo es estado físico en el que el alero de Akron se encuentra a pesar de que cumplirá 39 primaveras el próximo 30 de diciembre y que lleva en la NBA desde la temporada 2003/04, nadie sabe hasta dónde puede llegar a sumar.

La barrera de los 40.000 puntos está, como quien dice, a la vuelta de la esquina para un jugador que ha declarado públicamente que no desea retirarse hasta haber jugado al menos un año junto a su hijo mayor, «Bronny» James, nacido en octubre de 2004, que actualmente juega en la Sierra Canyon School y que, salvo que la NBA varíe su reglamentación de no admitir en el draft menos de 19 años, deberá esperar al menos al draft de 2024 para declararse elegible.

20 AÑOS LO ES TODO

Ese «visto lo visto» no solo es el «fade away» que ha convertido para superar el registro anotador de Kareem Abdul-Jabbar, sino que abarca una carrera que ya por ¡2002! se hablaba de LeBron James, al punto de que hubo algún que otro partido que ya se pudo ver en los Estados Unidos en directo, partidos que a través de las redes sociales se pueden encontrar hoy en día, como el que su instituto, St. Vincent St. Mary’s, jugó contra la Oak Hill Academy de un chaval también conocido como Carmelo Anthony.

Hablamos de un hombre que lleva dentro del foco mediático más de 20 años y que a día de hoy no solo es el máximo anotador de la historia de la NBA, sino uno de los pocos, quizá el único, que le discute la condición de GOAT -Greatest Of All Time- a Michael Jordan medianamente en serio.

ALGO POR LO QUE LUCHAR

Habrá quienes pongan el número de títulos logrados por el número 23 de los Bulls y su carisma en cuanto a jugador en apariencia indestructible en unas Finales, y quienes pongan en valor que los títulos de LeBron James han llegado de la forma más variopinta posible, y sin retiradas ni descansos, y con el añadido de que LeBron James no ha vivido de espaldas a su comunidad. Sin llegar a lo que fue Kareem Abdul-Jabbar en su época, ese detalle lo acerca más al 33 de los Lakers y los Bucks y no a Jordan.

Lo que de veras importa, en todo caso, es conocer si, amén de jugar con su hijo, tiene LeBron James algo por lo que luchar o si sus exhibiciones son individuales. Los Lakers ganaron el anillo de la «burbuja» de 2020, pero desde entonces, con un Anthony Davis que pasa de la plenitud a la enfermería, van penando en la clasificación. Pese al récord de anotación, Oklahoma ganó en Los Angeles por 130-133 y los Lakers caen a la decimotercera plaza de la Conferencia Oeste. Y su perspectiva no es nada halagüeña.

En todo caso, ¿le queda alguna frontera por conquistar a LeBron James? ¿Tanto importa que sea mejor o no que Jordan? ¿No es suficiente el legado más de 20 años en la élite sin fallar un solo día?