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Damasco abre pasos fronterizos a la ayuda humanitaria de la ONU a Idleb

El Gobierno sirio accedió a la apertura de dos cruces fronterizos que llevaban años cerrados hacia zonas del país bajo control de grupos islamistas y yihadistas para facilitar la llegada de ayuda tras los terremotos. Mientras, Turquía rechazó abrir pasos para canalizar ayuda desde zonas bajo control kurdo. La cifra de muertos ya supera los 39.000.

Un padre y un hijo que han perdido al resto de su familia en Atarib, provincia de Alepo. (Aaref WATAD | AFP)

Un convoy de la ONU entró ayer a las áreas del noroeste de Siria controladas por grupos salafistas y yihadistas través del paso fronterizo de Bab al-Salam, un cruce en la divisoria turca que Naciones Unidas puede volver a utilizar tras varios años sin acceso, tras el visto bueno de Damasco.

El paso une la provincia noroccidental siria de Alepo con Turquía y fue supervisado por representantes de las milicias proturcas.

La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) confirmó la llegada del convoy, formado por once camiones cargados de suministros como mantas, colchones y bidones para asistir a la población afectada por los recientes terremotos.

El secretario general de la ONU, António Guterres, aseguró que el envío será «uno de muchos por llegar».

Tras la visita a Siria del jefe de la OCHA, Martin Griffiths, el Gobierno sirio autorizó el lunes el uso de los cruces de Bab al-Salam y Al-Rai, ambos en la divisoria turca, para hacer llegar ayuda de la ONU durante tres meses a las áreas del noroeste del país, rodeadas de territorio en manos de actores rivales y de difícil acceso.

La luz verde de Damasco permitió la utilización del paso de forma directa sin que se produjese una votación en el Consejo de Seguridad de la ONU, órgano que en 2014 aprobó un mecanismo para entregar suministros a las áreas fuera del control del Gobierno sin pasar por las manos de las autoridades sirias, algo a lo que este se había opuesto hasta ahora.

En 2104, el Consejo de Seguridad autorizó el uso de dos pasos fronterizos con Turquía, uno con Irak y otro con Jordania, pero todos excepto uno se fueron cerrando en los últimos años debido a los vetos de Rusia, aliada de Damasco.

Bab al-Salam fue uno de los dos cruces de los que la ONU perdió acceso en 2020 y hasta ayer solo Bab al-Hawa, también la divisoria turca, permanecía abierto para este fin. Las áreas en manos de grupos islamistas proturcos y yihadistas de las provincias de Idleb y Alepo, las más castigadas por los seísmos, no recibieron la primera ayuda de la ONU hasta pasados cuatro días de la catástrofe y el primer envío específico para los afectados tardó aún más, lo que provocó un aluvión de críticas contra los afectados.

Tampoco Turquía, que ampara a estos grupos, hizo llegar asistencia, aunque también está fallando en llevarla a su propio territorio.

Turquía rechaza abrir pasos

Un grupo de 35 ONG alertaron de que los rescatistas solo pudieron salvar vidas en un 5% de estas áreas debido a la falta de recursos y pidieron medidas «inmediatas» para garantizar la ayuda. Critican que la comunidad internacional falló a la población al no actuar con la suficiente rapidez y que todavía los actuales niveles de asistencia «ni si quiera se aproximan a lo que se necesita ante la devastación».

Frente a los intentos por hacer llegar la ayuda, el Gobierno de Turquía se negó a abrir los pasos fronterizos con las zonas controladas por las autoridades kurdas en Siria para no facilitar su ayuda a los damnificados en la provincia turca de Kahramanmaras, situada cerca de la frontera, muchos de ellos también kurdos.

El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, señaló que Ankara ha trasladado a Naciones Unidas que «pueden enviar ayuda humanitaria a través de los dos pasos bajo control turco», en la zona bajo ocupación de Ankara.

Ocho días después de los terremotos, la búsqueda de supervivientes está dejando paso a la recuperación de cuerpos de fallecidos y a la atención de las necesidades más urgentes de 8,8 millones de personas en Siria, para lo que la ONU lanzó un llamamiento a recaudar 370 millones de euros solo para los tres primeros meses, en un país donde ya antes de los seísmos 12,1 millones de personas pasaban hambre.

Tres rescatados casi 200 horas después del terremoto

Los equipos de rescate turcos sacaron ayer a tres personas con vida de entre los escombros de dos edificios derrumbados en la provincia de Kahramanmaras, cerca de 200 horas después de quedar atrapados a causa de los terremotos registrados el 6 de febrero. Dos de ellos eran dos hermanos de 17 y 21 años. Poco antes, los servicios de emergencia habían rescatado a un hombre que permaneció casi 183 horas sepultado los escombros en la ciudad de Antioquía. Una semana después de los seísmos, los servicios de emergencia continúan buscando personas vivas que rescatar, una tarea que se hace más difícil conforme pasan las horas. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que más de 8.000 personas han sido rescatadas con vida, mientras el balance oficial de muertos ha ascendido ya a más de 39.000 en Turquía, Kurdistán y Siria.GARA