GARA Euskal Herriko egunkaria

Los Goya


Andaba rumiando sobre los Premios Goya, la Academia del Cine, su estructura, sus contradicciones y me preguntaba si saben que Goya era de ascendencia vasca. Me lo preguntaba cuando se produjo algún revuelo por la nominación de Fermin Muguruza, o cuando los primeros premios coincidieron con la presencia de directoras, actores vascos, que se expresaron en euskera sin ningún tipo de tensión. Y cuando las cámaras barrían la sala se veía a otros muchos profesionales vascos.

Son detalles que animan a seguir mirando una gala que llegó larvada por la muerte de Carlos Saura con 91 años un día antes de recibir un Goya de Honor, lo que significa que no tenía ninguno por su extensa historia del cine español, lo que se puede entender como algo extraño. Al igual que la Academia envíe a los Óscar una película, “Alcarràs” que tiene muchas nominaciones y se van con cero premios.

Uno de los momentos más comentados fue la intervención de Telmo Irureta, ganador del Goya al Actor Revelación, que en su discurso reivindicó la existencia de la prostitución, ya que aseguró que «los que tenemos un cuerpo como el mío, también follamos».

Este periodista y actor con parálisis cerebral interpreta una obra de teatro que se llama “Sexpiertos”, donde muestra esta circunstancia de manera cruda y confiesa cómo ha recurrido al sexo de pago. Voces abolicionistas se lo han recriminado.