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IBON NAVARRO, CAMPEÓN DE COPA CON EL UNICAJA

El químico que quiso ser entrenador y se ha convertido en alquimista

El técnico gasteiztarra llegó de rebote a Málaga, tras haber sido él mismo destituido de Morabanc Andorra. Sin embargo, de su mano Unicaja no solo ha ganado este pasado domingo ante el Lenovo Tenerife el título de Copa, sino que ha vuelto a la primera fila del baloncesto. Ibon Navarro tiene su primer título como entrenador jefe y ha dejado su sello.

(M. POZO | EUROPA PRESS)

Ejerciendo de entrenador ayudante, Ibon Navarro ganó las Ligas ACB de 2008 y 2010 -con aquel «¡Navarro, tira del carro!» que le dedicó Fernando San Emeterio desde la balconada de San Miguel-, como segundo de Neven Spahija y Dusko Ivanovic, respectivamente, así como la Copa de 2009 -precisamente ante Unicaja-. Pero como primer entrenador, el gasteiztarra ha tenido un deambular más tortuoso antes de irse a Málaga a reflotar al Unicaja. Solo tres jugadores repiten en este equipo respecto del año pasado: el donostiarra Darío Brizuela, Jonathan Barreiro y Alberto Díaz. El resto, caras nuevas y la necesidad absoluta de establecer un nuevo orden en el plantel andaluz. Una limpia sin paliativos en la deriva de un Unicaja que buscaba empezar casi de cero.

ALGO MÁS QUE UN TÍTULO

Suele decirse que en la pretemporada, aparte del acondicionamiento físico y estratégico de la plantilla, hay que «crear la química» del grupo. ¡Qué mejor entrenador que un Licenciado en Ciencias Químicas! Cuando la realidad da pie a los juegos de palabras y conceptos, estos salen solos, pero lo cierto es que Ibon Navarro ha conseguido algo que hace un año parecía impensable: que Unicaja haya vuelto al primer plano.

Unicaja e Ibon Navarro se han encontrado no ya en la Copa, sino en una temporada en la que la escuadra malagueña ha vuelto a incrustarse en el Top 8 de la Liga ACB y cumple con paso firme también en la Liga de Campeones.

En los albores de la Copa de Badalona 2023, nadie apostaba un real por Unicaja, que tenía que vérselas con el hasta entonces vigente doble campeón del torneo del KO, un Barcelona que llegaba en un momento de meter el turbo en su propuesta física. Y, desde aquel triple errado de Mike Ansley en el cuarto partido de la final de la Liga ACB 1993/94, nunca Unicaja había derrotado al Barça en una eliminatoria directa -excepto en los cuartos de final de la Euroliga de 2006/07, con el triple decisivo aquel de Pepe Sánchez-.

«MATAGIGANTES» Y «ORGULLO»

Darío Brizuela y Kendrick Perry son un peligro... principalmente para sus rivales. Tienen la canasta entre ceja y ceja y si tienen el día de cara, hay que atenerse a las consecuencias. Y ante el Barça lo tuvieron: 27 puntos para el donostiarra, pese a los preocupantes días que había estado viviendo a cuenta de la salud de su hijo recién nacido, y 22, incluyendo la canasta ganadora, para el internacional montenegrino. Y saltó la liebre: 87-89 después de la canasta final de Perry y los tiros libres errados por Laprovittola. Después, frente al Real Madrid: 82-93. Ojo, con Brizuela anotando un único punto en todo el partido y con Kendrick Perry físicamente tocado.

¿E Ibon Navarro? El técnico gasteiztarra es un buen estudiante. Es un buen estudiante como lo indica su licenciatura en Ciencias Químicas y su horrible odio a perder, aunque sea al solitario, y por eso intenta aprender de sus errores. Él mismo confesó en un vídeo editado por Baskonia que en su segundo año de carrera suspendió todas las asignaturas.

«No saqué tiempo para estudiar porque entrenaba en Liga Vasca con los Coras -Corazonistas-, era entrenador de la selección vasca cadete, ayudante de la selección cadete alavesa, entrenador de la selección infantil alavesa... no tenía tiempo para estudiar. Y en junio no aprobé absolutamente ninguna asignatura. Recuerdo que me puse dos cartulinas enormes en la puerta de mi habitación. En una ponía ‘Recuerda que no has aprobado ni una’, y debajo otra cartulina entera donde ponía bien grande ‘Orgullo’. Por eso, cada vez que cerraba la puerta y me daban ganas de marcharme porque hacía calor o porque mis amigos estaban en la piscina o lo que sea, me fijaba en las cartulinas de la puerta y seguía estudiando».

El gasteiztarra renunció a un empleo estable en una importante empresa en el sector para dedicarse a su pasión. «Químico lo serás toda tu vida, pero si esto es lo que verdaderamente te llena...», dice su madre. El gran Xabier Añua, por su parte, pronosticaba ya en septiembre un éxito que, aun y todo, quizá ni un optimista empedernido como él podía prever. «Es un chico de una preparación muy grande. Un día me preguntó si debería dedicarse al baloncesto, yo le dije que siguiese de Ingeniero y al día siguiente fichó por un equipo. No me hizo ni caso... (risas). Como persona tiene una capacidad impresionante para relacionarse con la gente, eso no quita para que sea muy exigente. Lo mejor es que es muy constructivo y eso es lo que va a hacer: reconstruir el equipo».

Químico lo será toda su vida, pero ahora, gracias a su trabajo y a la química que ha creado en Málaga, es un alquimista. Y también es campeón de Copa.