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Sr Sola, tápese las vergüenzas


Si hay dos sectores en Araba que se alegrarán de la última subida del SMI, estos serán sin duda los y las trabajadoras de Indesa y de las residencias privadas de personas mayores. Hablamos de cerca de 2.000 trabajadoras dependientes de una u otra forma de la Diputación Foral y que se encuentran entre los sectores más precarizados del Herrialde. Esto no es casual, ni inesperado; es fruto de un sistema explotador y patriarcal que no valora los trabajos de cuidados y es, también y sobre todo, fruto del clasismo intrínseco de los jeltzales.

Si lo que sucede en Indesa, centro especial de empleo para personas con diversidad funcional dependiente al 100% de las administraciones, no nos solivianta, quizás debiéramos hacérnoslo mirar. Que la administración pública que debería velar por el bienestar de estas personas vulnerables se aproveche de ellas para, mediante la explotación laboral, precarizar los trabajos de limpieza, jardinería, lavandería, etc., ya es de una gravedad extrema, pero es que, además, el Sr Sola y su equipo esta legislatura ha ido a humillar a estas personas.

Me explico: queriendo justificar una subida salarial a los directivos de la empresa, realizó una valoración de puestos de trabajo según la cual el trabajo de la mayoría de la plantilla no merece siquiera cobrar el SMI. Sin embargo, el SMI es ley, de modo que crearon un plus que se modificará a la baja según futuras subidas de convenio. Traducido, si el convenio contempla una subida del 2%, estas categorías no verán aumentado su salario, porque lo que se reducirá será dicho plus. Es decir, la precariedad de la que hablábamos al principio, se perpetúa, ya que pasarán a cobrar 1.080 euros, frente a los 1.000 escasos que cobraban antes. Un lujo, vamos.

Triste es que haya tenido que venir una ley de Madrid para que a la Diputación no le quede otra que subir el salario de estas personas. Y aún deberán agradecerle al Sr Diputado que les dé trabajo, como insinúa en sede parlamentaria. «El trabajo os hará libres», pensará.

Por otro lado, las trabajadoras de residencias privadas llevan 4 años luchando por un convenio provincial que dignifique un trabajo tan esencial como precario. ¡Que a nuestros padres y madres, abuelos y abuelas los cuidan personas que cobran el SMI! 4 años en los que la interlocución de la Diputación, en un tema de su responsabilidad, ha sido nula. Todavía ha tenido el cuajo de decir que si no hay acuerdo es por la cerrazón sindical, que las empresas habían realizado una «oferta interesante». Pues bien, Sr Diputado de Políticas Asociales, el SMI dobla la subida ofrecida por esa patronal a la que usted tanto defiende.

No diré que no estemos acostumbradas a ver al PNV posicionarse con la patronal. Recientes tenemos los casos de Mercedes y Tubacex, pero esto es superarse, es fomentar la precariedad desde lo público, desde lo teóricamente social. Echo en falta, Sr Sola, la misma valentía que muestra para defender los márgenes de beneficio de las constructoras de las residencias Lakua y Zadorra, que van a tener unos beneficios de 70 millones de euros, para defender la dignidad y los derechos de las personas que viven del SMI que marca la ley. Echamos en falta que, a falta de dignidad, demuestre usted respeto hacia las trabajadoras del sector.