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CRÍTICA: «CANTA CON UNA CHISPA DE ARMONÍA»

La Inteligencia Artificial se cuela en las aulas


La robótica empieza a convivir en Japón con las personas de carne y hueso cada vez con más normalidad, algo que las nuevas generaciones aceptan en relación directa al consumo mayoritario del entretenimiento para adolescentes. A ese target concreto va dirigido “Canta con una chispa de armonía” (2021), película que en Extremo Oriente se estrenó el mismo año que la aquí más conocida “Belle” (2021). Aquella realización de Mamoru Hosoda se adelantaba a las fantasías del metaverso, con la historia de una chica que encontraba su alter ego soñado en un mundo virtual.

La de Yasuhiro Yoshiura comparte esa visión futurista utópica, pero lo hace en forma de original anime musical sobre el tema de la Inteligencia Artificial, en cuanto metáfora de un panorama no muy lejano en el que escolares humanos compartirán pupitre con seres androides, cyborgs o como les queramos llamar. Lejos de presentar un mañana apocalíptico y deshumanizado, la imaginación hace que esas máquinas, de aspecto mimético con el nuestro, aporten con su tecnología superior una realidad idealizada.

Shion Ashimori es una nueva alumna recién llegada al instituto Keibu, que rápidamente se vuelve muy popular entre sus compañeros y compañeras por su caracter extrovertido y su habilidad para los deportes y demás actividades. Sin embargo, oculta su verdadera identidad robótica, dado que el experimento del que forma parte consiste precisamente en testar si puede pasar desapercibida. El objetivo científico se verá desviado por las prestaciones de Shion, que demuestra más sensibilidad que el resto del alumnado, ya que puede provocar emociones olvidadas en personas de su entorno mediante la música. Gracias a sus canciones levanta el ánimo de la que va a ser su mejor amiga, a la vez que conecta con un grupo.