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EDITORIALA

El TJUE vuelve a rechazar los abusos de la banca


Un nuevo fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) vuelve a dar la razón a los consumidores frente a la gran banca. En este caso, la resolución responde a una cuestión prejudicial planteada por el Tribunal Supremo español sobre las comisiones de apertura que cobran los bancos en los contratos de los préstamos hipotecarios. El TJUE reitera que esas comisiones son accesorias al préstamo y para que no sean declaradas abusivas deben acreditar exactamente a qué clase de servicio responden, algo que por regla general ningún banco hace. Esta respuesta de los jueces europeos abre una nueva vía para reclamar su devolución.

Lo más extraordinario en esta cuestión no es tanto que el TJUE haya vuelto dar la razón a los clientes -ya lo había hecho anteriormente-, sino que los bancos y sus abogados sigan maniobrando para evitar devolver las cantidades que cobraron indebidamente a las personas hipotecadas abusando de su posición de dominio. Desde 2015 el Tribunal Supremo considera abusiva la imposición de todos los gastos de formalización de la hipoteca al consumidor y por tanto nula, lo que obligaba a reembolsarlos en su totalidad. Pero algunos bancos lograron que solo tuvieran que devolverlos parcialmente. De modo que tuvo que ser el TJUE en 2020 el que declarara que, si una cláusula era abusiva y por tanto nula, era como si nunca hubiera existido y, por tanto, lo que procedía era la devolución completa. En aquel dictamen los jueces europeos resolvieron asimismo que los gastos de la reclamación judicial debían recaer sobre los bancos, ya que, en caso contrario, tenía un incentivo más para seguir aprovechándose de los clientes. El camino para que los bancos devolvieran las cláusulas suelo en su totalidad ha sido igual de largo y tortuoso.

Existe un modus operandi especialmente extendido en la banca española que consiste en abusar de su posición de dominio y, cuando es denunciada, litigiar hasta la extenuación, lo que hace que todo termine, una y otra vez, en los tribunales europeos. De esta forma pone de manifiesto, no solo el enorme poder que acumulan, sino también su arrogancia.