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UNA BONITA MAÑANA

Naufragios en tormentas luminosas


Mia Hansen-Løve retorna a sus orígenes cineamatográficos con este excelente drama en torno a una madre joven que debe multiplicarse para cuidar a su padre -un otrora profesor que padece una enfermedad neurodegenerativa- y asumir la educación de su hija.

A todo ello se sumará la compleja relación sentimental que comparte con un hombre casado. Interpretada por una sobresaliente Léa Seydoux, la protagonista se ve abocada a realizar constantes malabares en una mecánica cotidiana dictada por constantes dilemas en torno a la vida y la muerte o el amor y el desamor.

Léa Seydoux se muestra en todo momento fuerte y sensible, cercana y distante, y en cada uno de sus cambios predomina una fuerza telúrica interior que se traduce en su deseo sexual.

Cálida y sensible

“Una bonita mañana” conecta directamente con las intenciones que planteó en “El porvenir” (2016), pero también alude en sus apuntes con “Todo está perdonado” (2007).

En realidad, la directora vuelve a incidir en sus propias vivencias -en esta oportunidad se ha inspirado en la relación que mantuvo con el cineasta Laurent Perreau- para desarrollar una historia que, al contrario de ocasiones anteriores, se descubre muy luminosa y a pesar de su envoltorio doloroso. Cálida y sensible en cada uno de sus tramos, la película acierta a componer un mosaico humano muy reconocible y en el que Hansen-Løve parece utilizar su cámara como un espejo distorsionado en el que su vida adquiere diferentes dimensiones en las vidas ajenas de sus personajes. Por todo ello, “Una bonita mañana” se descubre como una de las cumbres fílmicas de una autora que siempre hay que tener en cuenta.