GARA Euskal Herriko egunkaria
OSASUNA

La falta de contundencia defensiva condena a los rojillos en Vallecas

Los groseros errores que cometió el equipo atrás al final del primer tiempo le costaron muy caros, pese a que el cuadro navarro mejoró su imagen y rendimiento tras el descanso con la entrada de Moi y Peña.

Manu Sánchez se queja de la escasa actitud defensiva rojilla en el último tramo de la primera parte. (Jorge ROPERO | LOF)

Los groseros errores defensivos que cometió Osasuna en los minutos previos al descanso le costaron muy caros a la postre, encajando una derrota en Vallecas. El equipo rojillo mejoró en la última media hora con la entrada de Moi Gómez y Rubén Peña, pero ni el golazo del primero ni las incursiones del segundo dieron como para que acabase sumando en el estadio rayista.

Y es que la escuadra navarra, a medida que transcurrían los minutos, fue acercándose cada vez más al fuego y acabó quemándose en el tramo final de la primera parte. Hasta ese momento, el Rayo no había dado indicios de acierto, pero los rojillos se lo pusieron fácil con dos jugadas muy mal defendidas.

Una primera acabó en autogol de Aridane en su intento de despeje, si bien el lance ya careció desde su inicio de contundencia, la misma que faltó en el 2-0, con una zaga rojilla incapaz de dar solución a un balón aéreo que finalizó cayendo en las botas de Isi, quien no desperdició el regalo.

CAMBIO SIN PREMIO

Con un Rayo mucho más intenso en los duelos y segundas jugadas, el técnico rojillo, Jagoba Arrasate, intentó activar a los suyos para la última media hora buscando mayor posesión y cuchillo por los costados. Lo logró en primera instancia con el zurdazo de Moi Gómez que metió a Osasuna en el partido, pero los anfitriones fueron ahogando la reacción visitante incorporando más cemento en el medio campo, lo que diluyó las llegadas con peligro por parte del lado rojillo.

Las más claras, sendos cabezazos, uno de Abde -el marroquí no fue el de otras tardes- que casi pilla a contrapié a Dimitrievski en el minuto 69 y otro de Budimir tras saque de esquina en el 80 que se marchó por encima del larguero. Una vez más, volvió a quedar patente que, si falta la tensión competitiva, este Osasuna pierde gan parte de su identidad y baja muchos enteros a la hora de sacar los partidos adelante.