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A LOS LIBROS Y A LAS MUJERES CANTO

La visualización del intangible material literario


La intuición cinematográfica de la debutante María Elorza es asombrosa, porque no hay cosa más difícil que traducir a imágenes el mundo literario. Resulta muy complicado hablar de libros y de escritores, sin eludir la lectura de textos y las obligadas citas, haciéndolo de una manera tan amena y ligera como la hace la gasteiztarra. A menudo suele ocurrir que quienes tratan de transmitir el amor por los libros consiguen el efecto contrario, al convertir la lectura en algo tan reservado como elitista. “A los libros y a las mujeres canto” (2022), muy por el contrario, contagia al público el placer de la lectura en su cotidianidad, demostrando que el saber y la cultura se pueden vivir con naturalidad en el día a día mediante hábitos sencillos. Las cuatro protagonistas de la película han descubierto la felicidad en sus bibliotecas particulares, gracias a que sin salir de casa tienen el conocimiento a su alcance. Me recuerdan a una amiga mía, que utiliza las bibliotecas públicas como excusa para salir a la calle, y que dice sentirse como una millonaria al disponer de un servicio gratuito de lectura con todas las publicaciones habidas y por haber esperándola.

Otro punto a favor de María Elorza es que posee un sentido del humor muy surrealista, y toma como hilo narrativo la divertida anécdota materna como superviviente del derrumbe de su librería, accidente doméstico del cual le ha quedado la secuela de la torcedura de un dedo. Las otras tres lectoras tienen también tantas vivencias que contar, que sus relatos personales resultan igual de apasionantes que los de sus autores o autoras de cabecera.

Además del material de archivo fotográfico, pictórico y fílmico que enriquecen el multireferencial documental, la directora acierta a visualizar el simple gesto de ponerse a leer, con toda la parafernalia de que se rodea dicha actividad. Son flores secas, estampas, ilustraciones, recuerdos que se guardan entre las páginas como pequeños tesoros.