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PLAN 75

El día en que la eutanasia será sufragada


A toda una generación se nos quedó grabada en la memoria la imagen de un anciano Edward G. Robinson muriendo plácidamente de forma voluntaria en “Soylent Green” (1973), la película futurista de Richard Fleischer basada en la novela anticipativa de Harry Harrison. Sucedía que el mundo estaba superpoblado y faltaba alimento, con lo que se incentivaba el suicidio entre la gente de más edad. Justo cincuenta años después, la debutante japonesa Chie Hayakawa reproduce una situación muy similar, ahora protagonizada por la veterana actriz Chieko Baisho, musa del cine clasicista de Yoji Yamada. Puede que las razones sean otras y que hoy en día el concepto a manejar genéricamente sea el de distopía, pero hay que reconocerle a aquel precedente anglosajón su instinto visionario. La ventaja actual es que se parte de una realidad más próxima, ya que todo surge del creciente envejecimiento de la población nipona, con muchos casos de mayores que no se quieren jubilar y siguen trabajando, incluso por encima de los 75 años del título, para no sentirse como una carga dentro de una sociedad tan productiva y competitiva.

De dicho contexto real parte el hipotético plan gubernamental, consistente en dar asistencia logística y financiera a aquellas personas de más de 75 años que se avengan a practicar la eutanasia de forma totalmente legal y garantizada. Podrán despedirse de este mundo en un resort de lujo y con un abono de cien mil yenes para gastar en lo que más ilusión les haga a fin de contar con su adiós ideal.

A la protagónica Michi le sucede que ha perdido su trabajo en un hotel, junto a las compañeras de más antiguedad, lo que va aparejado al desalojo de su vivienda. Se ve por lo tanto forzada a ingresar en el centro eutanásico, donde encontrará un rastro de humanidad en el joven funcionario, que recupera la sensibilidad perdida, o en la empleada filipina solidaria.