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EDITORIALA

Entre el día a día incierto, las elecciones que son ya, la brecha generacional y la crisis civilizatoria


Tras tres años y 20 millones de muertes, la OMS declaraba el viernes el fin de la emergencia sanitaria global por el covid-19. El alivio no debería eliminar la conciencia de la fragilidad humana y de lo inviable del sistema capitalista. A la vez, hay que rebelarse frente a las dosis rutinarias de miedo y angustia. La incertidumbre perdura y habrá que gestionarla.

No se puede afrontar esta época sin una perspectiva política compleja, pensada en lo colectivo y basada en el ser humano -tal y como es, tal y como puede ser-, siempre en una constante búsqueda de utopías, mezcla de voluntarismo y realismo.

Esas son algunas de las ideas que defiende Pepe Mujica en su libro “Semillas al viento”, resultado de largas conversaciones que ha mantenido con sus compañeros Mario Mazzeo y Carlos Martell.

EN EL DÍA A DÍA, «JAGOBISMO»

Mujica practicó el ciclismo y esto resuena en sus valores y reflexiones. Por contraste, en general, la costumbre actual de utilizar el fútbol para explicar el resto de las cosas de la vida resulta masculina en el peor sentido e intelectualmente empobrecedora.

No obstante, en un día como hoy e independientemente del resultado de anoche -esta pieza editorial se cerró antes del final del partido entre Real Madrid y Osasuna-, este equipo y ese deporte tienen lecciones para un país diminuto y veterano como Euskal Herria -no tan diferente en eso de Uruguay-.

Según dicen los «expertos», trabajo, humildad, perseverancia, ambición y resiliencia son valores que han caracterizado el juego rojillo bajo la batuta de Jagoba Arrasate. Y talento. Conocerse bien es clave para sacar lo mejor de uno mismo, pero sin caer en el ensimismamiento y poniendo la vanidad bajo control. Con esfuerzo y compromisos, actuando en favor de lo colectivo, se pueden lograr resultados aparentemente imposibles dentro de un sistema que lo tiene todo amarrado. Hay que saber valorar lo logrado.

ELECCIONES: YA ESTÁN AQUÍ, NUNCA SE VAN

Esta semana empieza oficialmente la campaña de las elecciones navarras, forales y municipales. Claro que todo era ya electoral pero, a su vez, la atmósfera propia de unos comicios no termina de cuajar.

Este sistema fomenta la desesperanza y el fatalismo, el «todo y todos son lo mismo». Pero el devenir de ciudades y pueblos vascos en los últimos años demuestra que estas elecciones son importantes. Iruñea, por ejemplo, no se puede permitir otra legislatura de decadencia. Hay modelos contrapuestos y formas de hacer política muy diferentes. Al pacto general entre PNV y PSE se le ven las costuras. Cada vez más personas se quedan fuera de algunos modelos, diseñados en beneficio de unos pocos.

Cada voto contará y decantará nuevas oportunidades para la confrontación y para los acuerdos. La participación será un factor y un indicador importante.

PROYECTOS DE VIDA, DE PUEBLO Y DE MUNDO

Vivienda, educación, sanidad, feminismo, movilidad, crisis energética, emergencia climática, sequía y soberanía alimentaria… los temas importantes que marcan la agenda las últimas semanas están en el centro de los modelos en disputa. Esa agenda no se corresponde con las legislaturas, tiene carácter generacional y, en algunos casos, incluso civilizatorio. Eso implica que hay que actuar con honestidad y responsabilidad. Este es el sentido de la práctica política hoy en día, en todos los plazos y en todos los planos.

Este es el mensaje que Mujica tiene para la izquierda y para la Humanidad: «Hay que luchar por la igualdad, contra la pobreza, por el medio ambiente, eso es luchar por la vida, por la felicidad. Hay que pelear por el porvenir. Queda todo por hacer».