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Julio Medem filma a Picasso en su «Guernica» y su toxicidad

Julio Medem está rodando “Minotauro. Picasso y las mujeres del Guernica”, un filme que aborda la compleja figura del pintor mientras plasma el “Guernica” y mantiene relaciones tóxicas con tres mujeres que marcaron su vida. El estreno podría producirse en Zinemaldia.

Pablo Derqui se mete en la piel de Picasso en esta película de Julio Medem. (PIPA FILMS)

Cinco años después de “El árbol y la sangre”, el cineasta donostiarra Julio Medem regresará a la gran pantalla el próximo otoño con su nuevo largometraje de ficción titulado “Minotauro. Picasso y las mujeres del Guernica”.

El argumento, escenificado en el París de 1937, aborda un complejo y convulso episodio dentro de la vida sentimental, política y creativa de Pablo Picasso.

Por un lado, el genial pintor malagueño abordó, entre los meses de mayo y junio de 1937, su obra cumbre, “Guernica”, y, por otro, se reveló la inquietante sombra del gran Minotauro que, tras sus pinceles, mantuvo en su laberinto tres relaciones con mujeres que sufrieron sus abusos y malos tratos.

Según ha avanzado Medem, «se trata de una compleja historia llena de capas, que van de dentro a fuera, de lo sicológico a lo sociológico, de lo más intimo de la relación de Picasso con tres mujeres muy diferentes, a la gran tensión política que vive en París con su España en guerra civil y Europa temblando ante la amenaza del fascismo alemán e italiano».

EL LABERINTO DEL MINOTAURO

Teniendo presente el gran valor que el realizador donostiarra otorga a las secuencias cargadas de onirismo, lindantes con lo hipnótico, la trama arranca de la mente de un niño, Picasso a los 8 años, que en la plaza de toros de Málaga ve a un toro empitonar brutalmente a un caballo, que grita de dolor . La mirada convulsionada del animal, cuarenta años más tarde, aparece en su pintura el “Minotauro”, esa figura mitológica, mitad hombre mitad animal, que es el núcleo del argumento filmado por Medem.

Es también la sombra de toda la vida subconsciente que habita en el interior del pintor cuando, en la primavera de 1937, plasmó el “Guernica” y la historia de tres relaciones que mantuvo con tres mujeres muy diferentes que marcaron su vida y su obra.

Fueron Olga Koklova, aristócrata rusa y bailarina; Marie-Thérèse Walter, su amante secreta y modelo en su etapa más prolífica, y la fotógrafa surrealista Dora Maar, su cómplice intelectual y ayudante en el “Guernica”, del que hizo fotografías de su proceso.

Unas relaciones tóxicas que Marina Picasso, nieta del pintor, resumió cuando dejó escrito en sus memorias “Picasso, mi abuelo” (2001): «Las sometía a su sexualidad animal, las domesticaba, las hechizaba, las devoraba y las aplastaba en sus lienzos. Después de pasar muchas noches extrayendo su esencia, una vez desangradas, se deshacía de ellas».