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DÍA INTERNACIONAL DE LOS MUSEOS

Vacíos significativos en la actual red de museos de Euskal Herria

Hoy 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos. Es una ocasión oportuna para analizar y reivindicar el patrimonio museístico de Euskal Herria, uno de los principales signos de identidad de una nación, a cargo de nuestro habitual colaborador el arquitecto Iñaki Uriarte.

(I. URIARTE)

En este Día de los Museos, con el lema “El poder de los museos”, se pretende resaltar su capacidad para transformar la percepción, valorización y asimilación por el género humano de todo aquello que han creado generaciones pretéritas en los variados ámbitos del saber. Y ese conocimiento es un derecho de las personas a la exposición pública de la cultura que irradia, historia y pensamiento, ingenio y progreso, singularidades e identidades.

Los museos y lugares de culto cultural son abundantes pero no todos conocidos por una divulgación que apenas rebasa su ámbito geográfico local, algo imprescindible con un sentido de país, de complementariedad superando la territorialidad. Supone la acepción de Euskal Herria como entidad nacional cultural y de Udalbiltza como entidad adecuada para activarla por su estructura de batzarre de municipios de Euskal Herria. Resulta ineludible la edición de un recopilatorio de la totalidad de museos, sitios históricos, lugares arqueológicos, conjuntos monumentales, monumentos, jardines, espacios y paisajes culturales, archivos y colecciones visitables.

Asimismo, resulta una miseria cultural que un país donde la industrialización ha sido la génesis de su riqueza económica, cultura tecnológica, progreso laboral y sociológico, no exista un Museo de la Industria y la Técnica, apenas se están habilitando unos pabellones en Barakaldo. Solamente la voluntad y esfuerzo de un reducido grupo de ex mineros y trabajadores de la siderurgia lograron impulsar el Euskal Herriko Meatzaritzaren Museoa/Museo de la Mineria del País Vasco que abrió en Gallarta (Abanto Zierbena). Panorama decepcionante en un país de ingenieros cuyo colegio profesional, ni tampoco su escuela han tenido el más mínimo interés por el conocimiento y cultura que ha creado la ingeniería.

Tampoco hay un Museo de la Pelota, solo una pequeña instalación en Senpere, el Ecomusée de la Pelote et du Xistera Pilotari. Existe abundante documentación en ambos Euskal Museoak, de Bilbo y Baiona, y de muchos aficionados. A los políticos les ha preocupado más el reconocimiento de la oficialidad de las selecciones de pelota, fallido, que la musealización de este deporte. Pero tampoco deportes muy peculiares del pueblo vasco: estropadak, y los rurales: aizkolaris, segalaris, sokatira, bola-jokalariak tienen su espacio expositivo pero están parcialmente en museos etnográficos. Ningún interés por la cultura vasca, tan importante en el siglo anterior con un elenco extraordinario de artistas. Podría tener un museo en la yeguada militar de Lore Toki en Hernani, de 373.768 m2 adquiridos por el Ayuntamiento de Donostia en 2011 por 6,2 millones de euros, cuyas cuadras podrían reutilizarse para la escultura de menor tamaño y las voluminosas piezas de carácter más público en el exterior. Espacio cultural que en vinculación con Chillida Leku constituiría un conjunto paisajístico de enorme atractivo y prestigio para Euskal Herria.

Tomando el ejemplo de Gasteiz con un acceso común a diferentes edificios como el Arabako Arkeologia Museoa Bibat y el Arabako Fournier Karta Museoa (de naipes). La cultura marítima y naval está bien representada, aunque con escasas embarcaciones en: Euskal Itsas Museoa, Donostia; Arrantzaleen Museoa, Bermeo; Albaola Itsas Kultur Faktoria, Pasaia, que muestra su actividad constructiva. Itsamusem Bilbao se encuentra sin un futuro coherente. Ubicado junto a los Diques Secos de Euskalduna, amenazados por la imposición política de unos puentes para un innecesario paso del tranvía que anularía la navegabilidad de la ría, una condición consustancial desde la fundación de la villa y la llegada de embarcaciones de cierta arboladura. Es lamentable la pasividad de la dirección del museo ante tal agresión que arruina su sentido y emplazamiento histórico.

El progreso de una nación tiene muy diversos parámetros de medida además del PIB, algunos inmateriales como la conciencia social, vinculada a su historia, la autoestima por la cultura vernácula empezando por la propia lengua, el euskara, el mayor distintivo signo de todos los pueblos del mundo, y otros muy tangibles como el repertorio de museos. Todo ello es enriquecedor y esta es la dimensión tangible más grande de una nación, en nuestro caso, la exposición y contribución de la cultura vasca al conocimiento universal para enriquecimiento de la humanidad. El museo es un bendito balneario espiritual que refresca y recupera nuestra memoria y salud cultural hacia la historia, especialmente la propia.