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La CPE escenifica el «aislamiento» de Rusia con la cumbre en su patio trasero

La cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE) en Moldavia trató ayer de escenificar el «aislamiento» de Rusia celebrando su reunión en la que fuera área de influencia rusa e invitando a varios países cercanos a Moscú. El Kremlin denunció que este organismo trata de empujar a Moldavia a la guerra de Ucrania.

Volodimir Zelenski, en el centro de la foto de familia de la cumbre de la CPE. (Ludovic MARIN | AFP)

Los líderes de más 44 países europeos y de las instituciones de la UE escenificaron ayer un frente antirruso en la segunda cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), en el propio patio trasero de Moscú, en Moldavia.

El Gobierno moldavo lo apreció además como una muestra de apoyo. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, adelantó la víspera elogios al país por su solidaridad hacia los refugiados ucranianos y la «resistencia ante el chantaje ruso», a la vez que alababa los «avances» en su camino a la UE.

No solo la elección del lugar intentó escenificar el «aislamiento» de Rusia, sino también la participación de países cercanos a Moscú. Así, los presidentes de Azerbaiyán, Ilham Aliev, y Armenia, Nikol Pashinian, llegaron con sus respectivos conflictos que abordar en reuniones bilaterales. En cambio, el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, declaró que su homóloga kosovar, Vjosa Osmani, se negó a reunirse con él para abordar las tensiones en el norte de Kosovo.

Además de temas relacionados con la seguridad en el continente, también se trataron temas de energía, pero Rusia siguió siendo el principal tema de la agenda.

Coincidiendo con la cumbre, Polonia anunció el envío de seis aviones cargados de amas y munición a Moldavia, con el objetivo, según el ministro del Interior polaco, Mariusz Kaminski, de apoyar a una «Moldavia independiente y soberana que quiere resistir a intentos de desestabilización interna».

Moscú tomó nota del propósito de la reunión y la víspera el Kremlin ya advirtió de que sin Rusia no puede haber un diálogo pleno sobre procesos políticos en Europa y que seguirá de cerca la «retórica que dominará» en Moldavia.

El director del Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia, Alexander Bortnikov, aseguró que la cumbre de la CPE demuestra el interés occidental por empujar a Moldavia hacia la guerra. Para Bortnikov, «Ucrania solo es un puente de paso en la guerra contra Rusia. Occidente está empujando activamente a Moldavia para que participe en el conflicto ucraniano».

Precisamente, el primero en tomar la palabra en la cumbre fue el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, que subrayó su unidad «histórica» con Moldavia .

Rusia ha sido históricamente un motivo de debate en Moldavia, entre otras razones por la influencia que aún persiste en la región separatista de Transnistria, que escapa al control de Chisinau.

Bortnikov advirtió de que Occidente está incitando a las autoridades moldavas a perpetrar una «limpieza violenta» de esta región, donde Rusia tiene tropas desplegadas desde la década de los noventa.

ZELENSKI, DECEPCIONADO

Paralelamente, Ucrania también protagonizó la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN en Oslo, que prepararon la próxima cumbre de Vilna, en la que la Alianza debe decidir sobre la adhesión de Kiev. A un mes de la reunión, los anfitriones lituanos temen un fracaso.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, evitó hablar de un calendario para la adhesión e insistió en centrarse en el apoyo militar en la guerra contra Rusia. Otros, como el primer ministro portugués, António Costa, descartaron un ingreso inminente y el canciller alemán, Olaf Scholz, indicó que las «garantías de seguridad» deben llegar «después de la guerra».

Dadas las enormes expectativas de Kiev, respaldadas sobre todo por los bálticos y Rumanía, Zelenski expresó su decepción por la falta de «decisiones positivas» sobre la entrada de su país en la OTAN. «Nuestras esperanzas se alejan cada vez más», lamentó, urgiendo a la Alianza a que apoye el ingreso en la cumbre de julio.