Tontos útiles y listos inútiles

Según se ha conocido a través de un reportaje televisivo, en China, copiar en un examen de acceso a la universidad puede se castigado hasta con siete años de prisión. Estos cíclicos exámenes masivos son una fuente de reportajes que nunca se sabe dónde empiezan y dónde acaban, ya que tampoco queda claro para qué se hacen, qué quieren transmitir, cuál es el objetivo de mostrar a esa juventud en las puertas de ir fraguando un destino según sean la suma de unas puntuaciones sumariales. Un método que, de entrada, parece ser una fuente de neurosis, frustraciones y quizás histerias perennes. A los hechos me remito.

Entro en una crisis de soberanía reflexiva ya que leo, escucho tantas opiniones sobe las redes sociales que no sé si llegará el día en el que sean consideradas estupefacientes prohibidos o que se incorporen a nuestro sistema de vida y entren en la seguridad social, de tal manera que los facultativos receten aplicaciones en vez de fármacos. Porque, si están usando un montón de horas diarias las redes sociales en todas sus versiones, ¿estás viviendo o estás alienándote voluntariamente? Espero un respuesta en el viento que no dejó fotografiar Bob Dylan.

Empiezo a pensar que sí es alienante, estupefaciente y delirante, la política taurina de partidos y coaliciones para hacer las listas y ofrecer a la ciudadanía opciones de poder. Por decantación de mensajes tóxicos y cainitas, se ve a primera vista que esa subespecie de los seres humanos policreyentes está cargada de ilustres tontos útiles, pero, sobre todo, y de manera destacada, de egocéntricos listos inútiles.