2023 EKA. 13 Refrescan los murales para anclar la memoria en la nueva plaza Patxa Fue en la década de los 80 cuando los miembros del colectivo con cuyo nombre se ha bautizado, primero popularmente y luego de forma oficial, a la plaza anexa al trinquete de San Andrés, en Baiona, convirtieron un garaje en guarida para toda una generación de jóvenes. Pincel en mano, los vecinos restauran ahora sus murales. Los improvisados pintores retrazan los rostros y la historia de la desaparición de Popo Larre, Joxi Zabala, Joxean Lasa y Jon Anza. (Patxi BELTZAIZ) Maite UBIRIA BAIONA Patxa plaza kolektiboa ha sido el encargado de pilotar, junto al Ayuntamiento de la capital labortana, la remodelación de un espacio urbano cuyas paredes guardan la memoria de décadas cargadas de luchas y sacrificios en Euskal Herria. Dentro de ese proceso de transformación, que se ha prolongado durante una década, la plaza adyacente al frontón de San Andrés se ha bautizado oficialmente como la llamaban ya la mayoría de los baionarras: plaza Patxa. No ha sido la única decisión que ha partido de los vecinos y colectivos que dan vida a las calles de Baiona Ttipia. De hecho, se han celebrado hasta dos procesos de consulta ciudadana. La primera parte de ese proceso participativo se realizó en 2017, y sirvió para que los baionarras dieran a conocer sus propuestas para recuperar una plaza que sufría un deterioro considerable. Un año después se votó el proyecto que finalmente se ha materializado y que ha cambiado el aspecto de la plaza pero sin que ésta haya renunciado a su historia, ya que una de las condiciones que se explicitaron durante ese debate social fue la de conservar los murales que han cubierto desde hace décadas sus paredes. La pequeña plaza se ha dotado, de partida, de un nuevo pavimento, de grandes losetas, más acorde con la renovación en marcha en el casco viejo de la capital labortana. También se han plantado árboles que conforme crezcan protegerán mejor con su sombra a quienes se sienten en los bancos que se han colocado en los laterales ya que los vecinos dejaron claro también su interés en recuperar la plaza como lugar de encuentro. El nombre de Patxa plaza remite al movimiento juvenil, social, político y cultural que se expandió por Baiona Ttippia en la década de los 80, y que tuvo su local en un garaje anexo a una plaza que se reclamaba como un espacio libre en el que no eran bienvenidos «burgueses, curas o policías». Sin ese movimiento no se entiende el decorado de mapas y retratos de militantes que identifican al lugar y que no se han sacrificado al diseño de la nueva plaza. TRABAJO COLECTIVO Dentro de esa remodelación paso a paso, el pasado fin de semana llegó el turno de los pinceles. Una cuadrilla de pintores o grafiteros voluntarios emprendieron la tarea de refrescar esos muros cargados de reivindicaciones para que puedan seguir hablando a las nuevas generaciones de unos sueños sin los que no se entienden los cambios que afloran hoy en Ipar Euskal Herria. El tiempo soleado ayudó a los ciudadanos que se fueron relevando en la tarea de restaurar pacientemente los murales. A un lado del frontis se mantendrá el recuerdo, negro sobre blanco, de cuatro militantes vascos desaparecidos: Popo, Joxi, Joxean y Jon. Al otro destacará por su color un zazpiak bat que se adorna de los más diversos símbolos, ya para reflejar la lucha antimilitarista que llevó a jóvenes insumisos a la cárcel, ya para recalcar una demanda ecologista que nunca ha dejado de estar presente, al igual que las reclamaciones por el euskara o por unas fiestas populares. De hecho, en 2022, tras la remodelación de la plaza, y superada la pandemia, Patxa volvió a convertirse en el espacio de referencia de las fiestas de Baiona en su versión más popular y euskaldun. Así, el próximo 21 de junio, los colectivos que participan de la organización de esas fiestas alternativas, que marcan entre sus prioridades el convertir a Patxa plaza en un espacio libre de ataques sexistas y homófobos, presentarán ante esos renovados murales sus propuestas para los festejos de julio. Durante esos cinco días -las fiestas de Baiona se desarrollarán este año entre el 26 y el 30 de julio- Patxa plaza se convierte en escenario de conciertos, juegos infantiles, pruebas deportivas, poteos musicales y de comidas populares. DEL FONDO BLANCO AL COLOR En esa cuenta atrás hacia las fiestas, la primera tarea de los pintores de Patxa consistió en delimitar las distintas zonas a modo de puzzle. Los voluntarios se pusieron manos a la obra al anochecer del viernes y al día siguiente arrancó ya el trabajo más exhaustivo. Mirando de reojo a las réplicas en papel de los murales originales, los voluntarios fueron dando color a las figuras que recobraron, trazo a trazo, unos contornos más netos. La labor de preparación arrancó, en realidad, el 3 de junio, cuando la pintura blanca recubrió el enladrillado. Y una semana después se puso en marcha la segunda parte de ese trabajo a varias manos para revitalizar la plaza sin olvidar nunca lo vivido. Personas de todas las edades se aplicaron en la tarea, que se extenderá hasta este viernes. Si el tiempo ayuda, ese es el calendario que se ha marcado Patxa Plaza Kolektiboa -que hace seguimiento a través de su página en Facebook de este auzolan artístico-, para completar la tarea colectiva de salvar del olvido la historia popular de la que hablan las paredes. DÉCADAEl proceso participativo para renovar la plaza ha durado una década. Los vecinos han protagonizado dos procesos de consulta y el Ayuntamiento ha asumido su decisión de bautizar a la plaza como Patxa y de conservar sus murales.