Las bicicletas son para el verano

La bicicleta no es el problema, más bien al contrario. Ni siquiera lo es el ciclismo, nos encanta. El problema es lo poco conscientes que somos, en general, a la hora de tener claro que hay límites que no debemos sobrepasar con el dinero público, el dinero de una sociedad. Simplemente, porque falta en los ámbitos más básicos de la vida. Estamos hablando de la falta de recursos en un sistema público de salud que no da abasto, de una universidad-investigación que ve mermados sus recursos para formar a la ciudadanía para generar el conocimiento que después es de uso ciudadano y, sobre todo, faltan recursos para atender a todas aquellas personas que demandan atención debido a su precaria situación socioeconómica.

Y no, no hablo en contra de ningún tipo de afición o pasión, estoy hablando de saber administrar el dinero. Seguramente oiremos hablar de los beneficios económicos que ha traído la carrera gala, de lo buena que ha sido la inversión, pero me gustaría saber qué beneficios económicos hubiese traído esa misma inversión en los ámbitos más necesitados de nuestra sociedad. Seguramente me equivoque y el paso del Tour por Euskal Herria, la inversión de no sé cuántos millones, dará como resultado una mayor recaudación que revertirá en educación, salud y bienestar social, seguro. Mientras, al ver pasar la caravana del Tour y a los ciclistas, vi pasar los coches de anunciantes de préstamos, a los de las grandes cadenas de supermercados, a grandes marcas de la automoción y a la gendarmería. Las bicicletas son para el verano y, como siempre, disfrutaremos con las nuestras.