Fuera de categoría

Las siglas en francés son HC, esos montes de unos desniveles extravagantes en los que los ciclistas acaban con el rostro desencajado. Esa «hors categorie» se puede aplicar a muchas de las declaraciones que se escuchan durante una campaña electoral, tanto las que forman remotamente parte de los programas como las pertenecientes a las técnicas de mercadotecnia agresiva, inclusiva, exclusiva y de rebotes y las que proporcionan a los candidatos las fábricas de melonadas y propuestas descerebradas que sirven más para el cachondeo y la descalificación que para la consecución de un nuevo votante para la causa.

En estos días acalorados me atosiga un sufrimiento silencioso que me llega de par de mañana en la retransmisión de TVE de los encierros. HC de acumulación de lugares comunes, léxico de un tiempo pasado, opiniones desconcertantes, relatos puramente verborreicos como hacía tiempo no se escuchaban. Se han perdido varios eslabones sanfermineros, se ha optado por tapar las imágenes con palabras huecas y desinformadas. Desde luego hay que vender el producto, hay que rellenar una hora muy larga, demasiado tiempo para tan poco material solvente.

Pero lo que está fuera de toda categoría, que entra en los anales de las ocurrencias arzobispales de mayor enjundia es la de un prelado que propone al Vaticano la creación de un equipo de fútbol femenino. Debo de estar con las meninges tan derretidas como monseñor porque me he puesto a imaginar el asunto desde varias perspectivas y no puedo hilar una frase más sin orinarme de la risa.