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DE REOJO

Auge de la comunicación epistolar


En vez de mandar fotos a través de las redes, manden postales turísticas de los lugares por donde pasean o se tumban. Es obvio que en los partidos políticos han decidido volver a escribirse cartas a la manera de los monjes cistercienses o los soldados de leva. Parece lógico que, si un señor dice que una de sus mentiras desmontada en directo la leyó en un teletipo, al poco de estar perdido en los resultados electorales, mande una carta a quien fue el eje de su campaña para pedirle ayuda para desmontar el sanchismo y ver si salva el futuro de todos aquellos a los que prometió cargos y sobresueldos.

Lo que es un recochineo es que Sánchez le conteste del mismo modo, pero riéndose en su jeta de una manera despiadada, ya que el nerviosismo de la cúpula actual de la banda de Feijóo es notable y sus descabelladas declaraciones parecen anunciar que ya dan por hecho que volverá a gobernar la mayoría multicultural y ellos se preparan para descalificarla. Ya están haciendo campaña para las nuevas elecciones, sean cuando sean. Aunque deberán cambiar de laboratorio demoscópico porque el que dirige su militante, el comandante Michavila, ha quedado más que retratado y solamente se espera su carta devolviendo el dinero robado y su dimisión.

Hasta los de ERC y Junts se han mandado cartas certificadas para citarse y hacer un frente común independentista. Debe ser que las vacaciones dejan a los móviles sin cobertura o que ante el gran trabajo de Correos repartiendo las papeletas todos han pensado en reafirmase en la comunicación epistolar como forma de fomento de la lectura.