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Alemania valora enviar a Ucrania misiles de alto alcance Taurus

Con el frente estancado en lentas contraofensivas ucraniana en Zaporiyia y rusa en Jarkov, Alemania planea suministrar con condiciones misiles de crucero Taurus a Kiev, EEUU baraja una nueva ayuda y Moscú interpreta ese sostén como una amenaza creciente.

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, se sube a un blindado CV90 sueco capturado. (AFP)

El Gobierno alemán está valorando si autoriza el envío a Ucrania de misiles Taurus siempre que se limite su alto alcance para que no pueda ser utilizado contra territorio ruso, según informó ayer el semanario “Der Spiegel”.

El Ministerio de Defensa y representantes de las empresas fabricantes están manteniendo contactos que consisten en la reprogramación de los misiles para limitar su radio de alcance.

Esa modificación es posible, pero se tardarían varias semanas en aplicarla. Además, habría que integrar el sistema con los aviones de combate ucranianos, lo que técnicamente no debería representar un obstáculo importante.

“Der Spiegel” asegura que el canciller alemán, Olaf Scholz, aprobaría su envío solo cuando esté convencido de que es factible ese cambio.

El misil Taurus KEPD 350 tiene un radio de alcance de más de 500 kilómetros y cuenta con una cabeza múltiple de 450 kilogramos. Con la combinación de varios sistemas de navegación puede alcanzar objetivos de manera precisa y a largas distancias, según el semanario.

En palabras del fabricante, Taurus Systems GmbH, «idealmente se acerca al objetivo en vuelo de contorno a una altitud de menos de 50 metros. El vuelo bajo hace que el Taurus sea difícil de detectar por los radares convencionales».

Según medios alemanes, el Ejército alemán (Bundeswehr) dispone actualmente de 600 misiles Taurus, pero solo están listos unos 150.

Ucrania espera impaciente el visto bueno de Alemania y asegura que representaría un espaldarazo para su atascada contraofensiva en el sur del país, en la provincia de Zaporoyia, y con el objetivo de romper el corredor ruso desde Crimea hacia el Donbass, al este.

En paralelo, la ofensiva ucraniana en torno a Bajmut, en Donetsk, parece parada.

Mientras, Rusia anuncia avances en la región de Jarkov, en torno al enclave de Kupiansk, extremo que desmiente Kiev asegurando que la situación «es complicada, pero sigue bajo control».

Por de pronto, Ucrania ha decidido evacuar a 11.000 personas de la zona alegando «inseguridad y bombardeos constantes».

Kupiansk, en manos rusas desde el inicio de la invasión, fue recuperada en la contraofensiva ucraniana del otoño pasado, en la que las tropas de Kiev lograron expulsar a los rusos de prácticamente toda la región rusófona de Jarkov.

Quizás forzado por esos reveses, el presidente de EEUU Unidos, Joe Biden, pidió ayer al Congreso la aprobación de 24.068 millones de dólares para ayudar a Ucrania y a otros países afectados por la invasión rusa. Es la primera vez que lo hace desde que los republicanos asumieran el control de la Cámara de Representantes tras las legislativas de noviembre de 2022.

Algunas figuras del Partido Republicano, empezando por el expresidente Donald Trump (2017-2021), han cuestionado que se sigan enviando grandes cantidades de ayuda a Kiev.

El ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, denunció que «la disposición de Occidente de enviar a Ucrania una cantidad considerable de los recursos disponibles, para cambiar la situación en el campo de batalla a su favor, genera graves riesgos de una escalada del conflicto».

Ello, en su opinión, supone un aumento «exponencial» de las amenazas militares de Occidente a Rusia.