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HUMBERTO BILBAO
Fotógrafo

«Espero que la gente vea lo que el remo significa para muchos pueblos»

“Sudor y salitre en el Cantábrico”. Es el título del libro sobre regatas de traineras del fotógrafo cántabro Humberto Bilbao, que expone una selección de estas imágenes en el Aquarium de Donostia hasta el 13 de octubre. «Elijo el blanco y negro para que la gente no se busque por los colores, que aprecien lo que es el mundo del remo en sí», subraya.

(Maialen ANDRES | FOKU)

Humberto Bilbao nació en el puerto de Castro Urdiales (Cantabria), «encima de la cofradía de pescadores». No extraña que durante más de dos décadas se haya dedicado con pasión a documentar con su cámara el esfuerzo de hombres y mujeres a bordo de una trainera, así como las alegrías y tristezas con las que se vive este deporte en los puebloss que se asoman al Cantábrico.

Bilbao decidió el año pasado que era el momento de cambiar de rumbo, pero deja, a modo «de testamento gráfico, de legado», un libro titulado “Sudor y salitre” y una exposición que hasta el 13 de octubre podrá visitarse en el Aquarium de Donostia.

Fue «en torno a 1996 o 1997» cuando sintió la llamada, a raíz de un trabajo para la revista francesa “Paris Match”. Ha llovido mucho desde entonces. «Sacaba diapositivas, el mundo digital estaba aún en sus comienzos. De hecho, los originales de algunas de las fotos que se ven en la exposición son diapositivas».

Ha sido fotógrafo oficial de la ACT y ha publicado en periódicos, revistas y suplementos como Zazpika o el dominical de “L’Equipe”, con dos millones de ejemplares.

Calcula que habrá sacado «100.000 o 150.000 fotos. Tengo más o menos todas clasificadas, incluso tengo el recuerdo de las más interesantes a nivel personal, de composición o de resultado. En muchas ocasiones, cuando fotografías una regata disparas a ráfagas, en una ciaboga 30, 40 o 50 fotos, luego tienes que elegir. Hay imágenes de lo más convencionales, pero también otras que se separan de lo típico», comenta mientras señala una foto de una lápida del cementerio de Castro que tiene tallado el escudo del club.

Sus imágenes son en blanco y negro, buscando «un enfoque mucho más antiguo, más épico. Elijo el blanco y negro para que la gente no se busque por los colores, que aprecien lo que es el mundo del remo en sí, independientemente del club que esté representado en cada foto».

«Tampoco hay información sobre las imágenes, no hay pies de foto. Quiero que la gente disfrute de la imagen, sin contar anécdotas o datos que quizás lo que hagan es despistar. Que la gente vea lo que quiera ver», añade.

«En estas fotos espero que la gente vea lo que este deporte significa para muchos pueblos de la costa, cómo se vive», señala. La de 2022 fue su última temporada. «Las dificultades para trabajar son cada vez mayores. He vivido dos grandes cambios en el mundo del fotoperiodismo. Uno fue el paso del analógico al digital. Y ahora se está haciendo un cambio de modelo de negocio, con una cierta crisis en los medios de comunicación que ha hecho que muchos de los compañeros que tenía estén trabajando para gabinetes de prensa, instituciones, clubes, federaciones…», comenta.

El año pasado alquiló una zodiac para trabajar en La Concha, como había hecho siempre «sin ningún problema, pero me echaron del campo de regatas. Quizás ese fue el momento que me hizo ver que mi trabajo aquí se había terminado». A ello suma que «hace dos años murió mi mujer, que era la que me acompañaba y me respaldaba. El libro es también una especie de pequeño homenaje a ella, que hizo posible que yo continuara año tras año y no me viniera abajo».