GARA Euskal Herriko egunkaria

Motines y rehenes en las cárceles de Ecuador por la intrusión militar

La entrada de soldados para arrebatar a las bandas el control de las cárceles, posible por el estado de excepción tras el magnicidio del candidato Villavicencio, ha sido respondida con motines y rehenes en media docena de prisiones, coches bomba incluidos.

Prisión para adolescentes en Quito. (Rodrigo BUENDIA | AFP)

Más de medio centenar de carceleros y policías fueron tomados como rehenes el jueves en media docena prisiones de Ecuador, en represalia por los recientes traslados de detenidos y las intervenciones militares en instalaciones penitenciarias de todo el país.

Unas horas antes, dos vehículos bomba habían explotado frente a dos edificios penitenciarios en Quito, se había iniciado un motín en una prisión para adolescentes y la Policía había desactivado tres granadas, listas para explotar en otro distrito de la capital. Otros dos coches cargados de explosivos estallaron en Machala y Pasaje, dos ciudades de la sureña provincia de El Oro, fronteriza con Perú.

ISLA DE PAZ

Considerado una vez una isla de paz en América Latina, Ecuador, situado entre Colombia y Perú -los dos mayores productores de cocaína del mundo-, se ha visto asolado desde hace varios meses por una ola de violencia sin precedentes vinculada al narcotráfico y a las maras.

Las cárceles son uno de los escenarios de esa guerra, en las que poderosas bandas compiten por el control y el Gobierno intenta recuperarlo. Unos 430 presos han muerto en Ecuador desde 2021, la mayoría de las veces en enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes.

Según el Servicio Penitenciario Ecuatoriano (SNAI), siete policías y cincuenta guardias penitenciarios «se encuentran detenidos en seis centros de privación de libertad», la mayoría en el penal de Cuenca (suroeste), donde los presos protestan desde el miércoles contra los operativos para restaurar el orden en las cárceles ecuatorianas.

El secretario de Seguridad Pública y del Estado, Wagner Bravo, confirmó que no habían retomado el control de la cárcel de Turi, en el sur de la ciudad de Cuenca.

El pasado miércoles, 2.200 policías y militares entraron a la cárcel de Latacunga, una de las más grandes del país. Está situada en la provincia de Cotopaxi, a unos 70 kilómetros al sur de Quito, y presuntamente controlada por la banda Los Lobos.

Semanas atrás hicieron lo propio en el complejo carcelario de Guayaquil, un conjunto de cinco prisiones que albergan a unos 12.300 presos, donde hallaron un arsenal de armas de guerra como fusiles, lanzagranadas y granadas.

Por primera vez, los policías y militares entraban a requisar armas a una de las prisiones controladas por Los Lobos, lo que hizo que se amotinaran otras cárceles bajo control de la misma banda, como las de las ciudades de Cuenca, Azogues y Machala.

Además, seis personas encarceladas por el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio, el pasado 9 de agosto, habían sido trasladadas a otras cárceles.

El 24 de julio, el presidente saliente, Guillermo Lasso, declaró el estado de emergencia en todo el sistema penitenciario del país durante 60 días, medida que permite en particular al Estado enviar el Ejército a las cárceles.