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LAS DOS CARAS DE LA JUSTICIA

Diálogos desde el dolor


Al igual que en su anterior y excelente “En buenas manos” (2018), que incidía en el tema de la adopción, Jeanne Herry vuelve a descubrirnos su habilidad a la hora de abordar cuestiones interesantes y aferradas a la realidad y suscitar la atención del espectador sin perder su esencia.

A la hora de abordar la justicia restaurativa, la directora navega con sensibilidad a través de un intrincado tejido emocional, centrándose de manera clara en la sanación y la reconciliación, tanto con los demás como consigo mismo. Un enfoque esencial en estos tiempos de elevado estrés sicológico y profundas divisiones sociales.

LIBERAR EMOCIONES

Respaldada por un sobresaliente elenco de actrices y actores de gran prestigio en el Estado francés, “Las dos caras de la justicia” concentra su interés en este grupo humano compuesto por víctimas y causantes de delitos que derivaron en traumas, y todo ello supervisado por los facilitadores, junto con dos trabajadores voluntarios.

Los participantes de estos encuentros se sientan en círculo, se turnan para hablar y liberan sus emociones, que evolucionan desde una sensación inicial de angustia y enojo hasta la gradual comprensión de que estos “otros” también son seres humanos. Paralelamente, otra facilitadora llamada Judith (Elodie Bouchez) supervisa un caso muy diferente y delicado relacionado con una joven (Adèle Exarchopoulos), quien fue víctima de abuso sexual por parte de su hermano cuando era una niña. Al enterarse de que él ha regresado a vivir en la misma ciudad, la víctima busca establecer algunas pautas básicas para evitar un encuentro accidental, pero también anhela una reunión cara a cara, lo cual se anticipa como un desafío considerable, dado el profundo dolor que carga consigo.